Ya
termina Octubre, estamos a las puertas del mes de Noviembre. Mañana y pasado
dan la pauta de lo que celebramos y la Iglesia nos enseña ahora: la Comunión de
los Santos.
Esto
es lo que enseña el Catecismo: “La expresión ‘comunión de los santos’ tiene dos
significados: ‘comunión en las cosas santas’ y ‘comunión entre las personas
santas’” (n. 948).
El
final del capítulo 7 de Apocalipsis y el comienzo del 8 es maravilloso: 144,000
del pueblo judío y una muchedumbre incontable que, con la túnica blanqueada por
su fidelidad a Dios y al Cordero, gozan de Dios.
¡Y
somos hermanos suyos! En efecto, la familia de Dios es inmensa, gozosa, incomparable,
y de ella formamos parte nosotros, la Iglesia en sus tres estados: triunfante (los
que gozan de Dios en el Cielo), purgante (los que están en el Purgatorio) y
militante (los que peregrinamos todavía en la tierra deseando llegar al Cielo).
Cuando
participemos de la Santa Misa, mañana, que experimentemos esta reconfortante
compañía de los santos, del Santo, pues participamos de su vida divina.