Hoy ha dado inicio en Roma la XIII
Asamblea General Ordinaria los Obispos, que durará del 7 al 28 de este mes, y
lleva el título: “La nueva evangelización para la transmisión de la fe
cristiana”. Antes de la oración del Angelus, el Santo Padre ha resaltado el
valor del Santo Rosario, y ha invitado a los fieles a rezarlo pidiendo por el
Sínodo de los Obispos. Además, me he encontrado esta reseña sobre la homilía
del Santo Padre en la Misa de inauguración del Sínodo, en que habló
preciosamente sobre el matrimonio. He tomado la noticia de Zenit.
En el evangelio leído durante la
ceremonia, se escucha a Jesús referirse con claridad a la relación entre el
hombre y la mujer, santificada por el Creador en el Génesis, y perpetuada por
el mismo Salvador con sus enseñanzas en la tierra.
En tal sentido, el Papa dijo que el
mensaje de la Palabra de Dios se puede resumir en la expresión del libro del
Génesis, y que el mismo Jesús retoma: «Por eso abandonará el varón a su padre y
a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola carne» (Gn 1,24; Mc 10,7-8).
"¿Qué nos dice hoy esta
palabra?", se preguntó, y dijo: "el matrimonio constituye en sí mismo
un evangelio, una Buena Noticia para el mundo actual, en particular para el
mundo secularizado". Porque esta unión, "una sola carne", lo
debe ser "en la caridad, en el amor fecundo e indisoluble".
El Pontífice destacó en su homilía, que
esto es un signo que habla de Dios con fuerza, "una elocuencia que en
nuestros días llega a ser mayor, porque, lamentablemente y por varias causas,
el matrimonio, precisamente en las regiones de antigua evangelización,
atraviesa una profunda crisis".
Esta relación no es casual, según dijo,
porque, al estar el matrimonio unido a la fe, "como unión de amor fiel e
indisoluble" que "se funda en la gracia que viene de Dios Uno y
Trino, que en Cristo nos ha amado con un amor fiel hasta la cruz",
entonces, "hay una evidente correspondencia entre la crisis de la fe y la
crisis del matrimonio".
Recordó a propósito lo que la Iglesia
afirma y testimonia desde hace tiempo: "el matrimonio está llamado a ser
no sólo objeto, sino sujeto de la nueva evangelización".
Invitó así a trabajar por las familias,
dirigiendo la mirada "a las muchas experiencias, vinculadas a comunidades
y movimientos, que se están realizando cada vez más también en el tejido de las
diócesis y de las parroquias, como lo ha demostrado el reciente Encuentro
Mundial de las Familias".