El primer Via Crucis –una piadosa tradición
cristiana- fue el de nuestro Señor, camino del monte Calvario. En memoria de la
Pasión del Señor, en la Iglesia se reza el Santo Via Crucis, doctrina
neurálgica en la teología y en la piedad cristiana, practicada especialmente en
el tiempo de Cuaresma. Rezándolo, obviamente, Dios nos concede gracias y dones.
El Manual de Indulgencias recoge estas importantes indicaciones para ganar la
Indulgencia al rezar el Via Crucis. Conviene tenerlas en cuenta.
Al fiel cristiano que practique el piadoso
ejercicio del Vía crucis se le concede indulgencia plenaria.
Con el piadoso ejercicio del Vía crucis se
actualiza el recuerdo de los sufrimientos que soportó el divino Redentor en el
camino desde el pretorio de Pilato, donde fue condenado a muerte, hasta el
monte de la Calavera o Calvario, donde murió en la cruz por nuestra salvación.
Para ganar indulgencia plenaria se
establece lo siguiente:
1. El piadoso ejercicio debe
practicarse ante las estaciones del Vía crucis legítimamente erigidas.
2. Para erigir el Vía crucis se requieren
catorce cruces, a las que provechosamente se acostumbra añadir otros tantos
cuadros o imágenes que representan las estaciones de Jerusalén.
3. Según la costumbre más extendida, este
piadoso ejercicio consta de catorce lecturas piadosas, a las que se añaden
algunas oraciones vocales. No obstante, para realizar este piadoso ejercicio,
se requiere únicamente la piadosa meditación de la Pasión y Muerte del Señor,
sin que sea necesaria una consideración sobre cada uno de los misterios de las
estaciones.
4. Se requiere el paso de una estación a otra.Si
el piadoso ejercicio se practica públicamente y el movi-miento de todos los
presentes no puede efectuarse sin evitar el desorden, basta con que quien
dirige el ejercicio se traslade a cada estación, sin que los demás se muevan de
su lugar.
5. Los que están legítimamente impedidos
pueden ganar la misma indulgencia, si al menos por un tiempo, por ejemplo, un
cuarto de hora, se dedican a la piadosa lectura y meditación de la Pasión y
Muerte del Señor Jesucristo.
6. Al piadoso ejercicio del Vía crucis se
asimilan, también en lo que se refiere a la consecución de la indulgencia,
otros piadosos ejercicios, aprobados por la autoridad competente, en los que se
recuerda la Pasión y Muerte del Señor, sin prescindir de las dichas catorce
estaciones.
7. Entre los Orientales, donde no hay
costumbre de practicar este piadoso ejercicio, los patriarcas podrán
establecer, para ganar esta indulgencia, otro piadoso ejercicio en recuerdo de
la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo.