lunes, 30 de junio de 2014

Nueve compañeros, uno “especial”

Una foto de archivo. De izq. a der.: P. Francisco, P. Alfredo y un servidor.
     Con viva emoción he celebrado hoy la Santa Misa en el 14 aniversario de la ordenación sacerdotal de mis ocho compañeros y mía, recordando a los Santos Protomártires Romanos. Éstos somos los que, entonces, fuimos ordenados: P. Fermín Ajtzalán, P. Alfredo Chavajay, P. Julio Dionisio, P. Francisco Chocoj, P. Adolfo Marroquín, P. Juan Antonio Marroquín, P. Víctor Ramírez, P. Wilson Xicará y este servidor.
     Era una ocasión “redonda”: en el Gran Jubileo del Año 2,000, en el I Congreso Diocesano Eucarístico, en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en la memoria de los Santos Protomártires de la Iglesia de Roma, con veinte mil fieles reunidos en el estadio municipal de Tecpán Guatemala… Además, la ocasión se volvería memorable porque, para una iglesia tan necesitada, era la primera ocasión en que la ordenación era “masiva”, pues fuimos ordenados nueve sacerdotes.
      Una foto me recuerda la fila que hacíamos los diáconos, de pie delante del Obispo ordenante —Mons. Raúl Antonio—, en el interrogatorio antes de la Ordenación. En un extremo estaba este servidor por el apellido, siempre me quedaba de último en la lista— y en el otro estaba el P. Mincho. De testigos, los muchos fieles asistentes y amigos que nos acompañaban, con la esperanza puesta en estos “chiquillos” que se ordenaban.
     Hay seminaristas de estos años que me han comentado recientemente que recuerdan algo del momento, que, aunque pequeños, participaron de la magna celebración. Así se ha despertado la vocación en varios jóvenes, que buscan ahora vislumbrar la Voluntad de Dios sobre su existencia.
     De los nueve, ahora ya se nos ha adelantado uno al Cielo, el P. Mincho. Éste es el compañero “especial”, extraordinario. Desde luego que nos acompaña desde el Cielo. Confío en que intercederá especialmente por estos compañeros suyos. Recordándolo hoy con algunos sacerdotes, augurábamos esperanzados que nosotros podamos algún día llegar a donde está él.
     Rogamos la limosna de su oración por estos sacerdotes de aniversario hoy. Gracias, de corazón.

domingo, 29 de junio de 2014

Amar a todos sin distinción

     Anteayer me escribía un querido amigo, agradeciéndome por haber comentado un artículo suyo, me decía que se alegraba porque coincidíamos en la manera de pensar. El tema era la fraternidad entre los hombres, aunque seamos de distinta religión. Él lo había experimentado en una reunión de la que había participado con representantes de otras religiones, distintas a la católica.
     Le había comentado que los santos siempre han comprendido y amado a todos, sin tomar en cuenta el credo, que somos algunos hijos de la Iglesia quienes no hemos dado buen ejemplo y hacemos acepción de personas. En efecto, ¡EL AMOR A DIOS Y AL PRÓJIMO es lenguaje universal!, y a todos atrae.
     Quien diga que es cristiano, ha de amar y comprender a todos, aunque el prójimo esté en el error.
     Hoy, que celebramos la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, es buena ocasión para encomendar y trabajar por la unidad de la Iglesia, además de encomendar al Santo Padre el Papa Francisco, sucesor de San Pedro.

viernes, 27 de junio de 2014

¿Cuál es la medida del amor de Dios?

     Hoy celebramos el Sagrado Corazón de Jesús, testimonio claro del amor de Dios. ¿Cuál es la medida del amor de Dios? Amar sin medida… Esta fiesta nos recuerda cuánto nos ama Dios. La segunda lectura de la Misa de hoy es sumamente clara, al respecto:
     “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados. Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1Jn 4,8-9).
     Si quieres conocer más sobre la devoción al Sagrado Corazón, sobre la teología sobre él, la práctica sacramental o escritos espirituales, puedes pinchar aquí.

jueves, 26 de junio de 2014

En la fiesta de San Josemaría

      Hoy celebra la Iglesia la fiesta de San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei. Para los fieles de la Prelatura es solemnidad; para el resto, memoria.
      San Josemaría partió a la Casa del Cielo en esta fecha, del año 1975. Predicó que todos los cristianos estamos llamados a la santidad, por la vocación bautismal, y al apostolado —obligación de amor para con el prójimo—. San Josemaría es “el santo de lo ordinario”, como le llamó el Papa Juan Pablo II.
     Aquí pueden conocer más sobre el Opus Dei.
      Para quien no haya conocido la noticia, el Prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, viajará a Guatemala el próximo 18 de julio, para compartir con las personas que se han acercado y conocen las labores que promueve la Obra en Guatemala, además de con los fieles de la Obra. Pueden ver aquí un video del Prelado. Les pedimos favor que le encomienden, para que haga mucho bien su visita.

miércoles, 25 de junio de 2014

Hace 70 años...

Me parece, en el rito de ordenación.
     El 25 de junio de 1944 fueron ordenados sacerdotes Álvaro del Portillo, José Luis Múzquiz y José María Hernández Garnica, los tres primeros sacerdotes del Opus Dei.
    A semejanza de lo que hizo san Josemaría, al mismo tiempo que se ordenaban aquellos hijos suyos del alma, hoy también he estado pidiendo por la santidad de los sacerdotes, de todos los sacerdotes.
     Al llegar a casa, al Seminario, me he encontrado con un regalo, maravilloso, de los buenos amigos de la librería Mater et Magistra -un maravilloso cuadro del Santo Padre Francisco-, con motivo de mi próximo aniversario de ordenación, que ya empiezo a preparar. Lo he hecho hoy, decía, rezando por los sacerdotes. También, al abrir el correo, me encontré con la felicitación de una religiosa, por el mismo motivo. Muchas gracias. Y pido alguna oración, por favor.
     Con los pocos años que ya vamos recorriendo, con garbo y alegría, le experiencia le dice a uno que el amor se va acrisolando, que va siendo más puro, que se va desasiendo de lo que vale menos o no vale, para dejar paso a lo que vale de verdad, que es el Amor de Dios.
     Otra vez lo afirmo: si Dios me diera a elegir qué quiero ser, no lo dudaría: quiero ser sacerdote nuevamente.
De izquierda a derecha: Mons. Eijo y Garay, obispo de Madrid, entonces; San Josemaría (de espaldas), José Luis Múzquiz (en la foto, oculto detrás de san Josemaría), Jose María Hernández y Álvaro del Portillo.

martes, 24 de junio de 2014

De las alegrías del sacerdote

     Hay que saber sacar una sonrisa en las dificultades; si no, todo lo veremos arruinado, nada nos saldrá bien. ¿No creen ustedes que nuestra mirada es muchas veces muy humana y solo humana, sin ver a Dios en las realidades menudas?

     Es cierto, hoy perdí un partido de basketbol. Intenté poner buena cara, aunque me costó, quizá no lo haya logrado debidamente…

     Después, mientras hacía mi oración de la tarde en la capilla de adoración perpetua del Santuario Eucarístico (Zona 7 de Guatemala), sigilosamente se me acercó alguien por el costado y casi en un susurro me preguntó si podía confesarle. ¿Qué creen que hice?

     Siempre he pensado que es un buen lugar para que haya un sacerdote disponible para confesar. Ya lo saben, no siempre es posible.

      Lo cierto es que era una persona que, al atreverse interrumpir la oración del sacerdote, se ganó la gracia de Dios y la absolución. Claro, quería acercarse a Dios. Llevaba en el alma un peso que ya no quería cargar. Estaba agobiada. La Confesión le sirvió también para desahogarse también.

     Rodaron las lágrimas, lágrimas gruesas del dolor que llevaba en el alma y el propósito de poner de su parte para arreglar todo. Al terminar estaba emocionado el penitente.

     Para animarle, le dije: “Se da cuenta de cómo la quiere Dios. Yo no había pensado venir a hacer la oración aquí y, por lo tanto, no me habría encontrado. Él le ha dado la oportunidad de confesarse”. A lo que el penitente completó: “yo tampoco había pensado pasar por aquí. Gracias, Padre”.

     Un pequeño crucifijo le dejé para que se recordara de ese momento de reconciliación con Dios.

     ¡Cuánto nos quiere Dios!

     Para hoy, ésta ha sido una alegría para este sacerdote.

lunes, 23 de junio de 2014

El Dcno. Irvin en el Seminario Menor

     Al ordenarse el Dcno. Irvin, ya conocía la noticia de que se sumaría al cuerpo de formadores del Seminario Menor de la Diócesis, en sustitución del P. Maynor. Recientemente ha tomado posesión de su encargo.
     ¡Qué cambio tan rotundo en su vida! Ya lo creo… Hace medio año estaba terminando sus estudios en el Seminario Mayor; ahora, le toca ser formador en el Seminario Menor, un encargo delicado pero que, con la ayuda de Dios y su espíritu desenvuelto y buen hacer, podrá sacar adelante.
     Este caso suyo me recuerda el mío, de cuando comencé en esta aventura.
    El Seminario Menor de la Diócesis cuenta con 42 alumnos actualmente, en los dos grados de Bachillerato en Ciencias y Letras que cursan. El rector es el P. Carlos Xinico; el director espiritual es el P. Julio Calel; ahora se suma a su trabajo el de Irvin.
     En efecto, con ilusión están llevando el trabajo, preparando a los próximos seminaristas mayores o futuros profesionales. La impronta eclesial está presente, desde luego.
     Sacar adelante el Seminario Menor —también el Mayor— cuesta mucho, hay tanta gente detrás. Dios quiere esta Institución y va adelante.
      ¡Ánimo, Dcno. Irvin! Dios te bendiga y bendiga tu trabajo de formador de los jóvenes del Menor.
El Dcno. Irvin, en la anterior Asamblea de Pastoral.
El Diácono, en compañía del P. Julio, ya en su casa del Seminario Menor.

domingo, 22 de junio de 2014

Feliz y difícil día del Corpus

     El día ha sido maravilloso, por supuesto, dedicado a Jesús en la Eucaristía. Desde hace semanas me había hecho el propósito de participar del Corpus en mi pueblo, Patzicía, degustando que la piedad eucarística de mis paisanos ha ido en aumento. Me he tomado la libertad de poner las fotos que encontré en el “Face” de un amigo (Hugo Leo), que participó también de la Misa y la procesión del Corpus en “Patzi”. Gracias, Hugo.
     La fe y la piedad de la gente se han volcado en sus expresiones: el adorno de la iglesia, las alfombras y las capillas con los esfuerzos que han conllevado su elaboración—, todo por un momento del paso del Señor. Me he emocionado participando del Corpus en mi pueblo.
     Por la tarde cumplí alegremente con el compromiso de celebrar la Misa en la novena en honor a San Juan Bautista en la parroquia de Argueta. Conversar con el P. Jorge Luis, el párroco, y acompañar en la devoción de los feligreses ha sido un gran regalo.
     A la par, he tenido el dolor de la defunción de una señora muy conocida, que ya formaba parte del círculo familiar. El cariño que me tenía, y yo trataba de corresponderle, era grande. Falleció la noche de ayer, por lo que se sumó este pesar a la alegría del Corpus… Les pido sus oraciones por su alma. Mañana celebraré, Dios mediante, las exequias. Confío en que, tras el largo tiempo de dolor que padeció, purificada, goce ya de la visión de Dios.
En la procesión, el P. Emilio, el párroco de Patzicía, llevando a Jesús en la Custodia.

Una de las preciosas alfombras que llenaban el recorrido.
Otra alfombra esmeradamente confeccionada.

La primera de las cuatro capillas durante el recorrido.

La segunda capilla.

La tercera capilla

La cuarta capilla, aludiendo al Arca de la Alianza, que también contenía un recipiente de maná.

Así estaba adornada la iglesia para la ocasión.

El recorrido de la procesión es largo. Como pueden apreciar, está lleno de alfombras y de gente piadosa durante la procesión.

Al terminar la procesión, la iglesia estaba abarrotada.


El altar mayor, en primer plano, estaba adornado así. Arriba, con el monumento preparado para la ocasión, con Jesús en la Custodia.

El presbiterio lucía así. Jesús, acompañado y adorado por los siete arcángeles.

sábado, 21 de junio de 2014

Propósitos después del descanso de medio año

Capilla de Adoración Perpetua en Patzicía.
     Terminan las vacaciones… Mañana vuelven los seminaristas al Seminario y este servidor, después de unos buenos días de convivencia y descanso del trabajo ordinario, vuelve a su cubil…
     Además del golpe de la defunción del P. Fermín, querido amigo, ha habido tiempo para pensar y rehacer el plan de vida, que no es otro que el de luchar con fidelidad en lo que me corresponde.
     En la convivencia con otros sacerdotes en que estuve, me incentivaron a estudiar la historia, especialmente la historia inicial de la evangelización en América, pues, al parecer, nos han vendido y metido una historia que no tiene nada que ver con la realidad, una historia al servicio de las ideologías que imperaban y que siguen imperando en la sociedad. Ahora tengo mejores referencias de lectura. Ya les contaré cómo irá.
     En efecto, qué pronto se han marchado estos días de descanso. Lo mismo dirán los seminaristas, a quienes mañana veré por acá. ¡Qué poco duran los días de descanso, qué rápido se pasan las vacaciones!
     Antes de retomar esta lucha “por el buche”, disfrutaremos la fiesta del Corpus Christi, en el que ya estamos metidos. Por mi parte, estaré en mi pueblo, compartiendo con los sacerdotes de mi parroquia y con mi familia. Iré a la procesión un tanto larga pero piadosa y de mucha fe— y, si puedo, tomaré alguna foto para mostrársela.
     Tómate un tiempecito para estar más cerca de Jesús y agradecerle el gran regalo de quedarse entre nosotros y con nosotros, y que nos podamos alimentar con Él.

lunes, 9 de junio de 2014

El P. Fermín completó su carrera, llegó a la Casa del Padre

    Este 24 de junio próximo, el P. Fermín cumpliría 45 años de edad; el 30 próximo cumpliría 14 años de sacerdote. El P. Mincho falleció anoche en un hospital en la Capital.

     Al P. Fermín lo conocí allá por el año 1991, en Sololá, cuando ingresé yo al Colegio Seminario de San José, dirigido por los PP. Benedictinos: él estaba en Quinto y yo ingresé a Cuarto Bachillerato. Con la personalidad sencilla y tan humana que siempre tuvo, no costó hacer amistad con él.

     En ese año terminó el Bachillerato. Al final de ese año, el Colegio Seminario Menor se trasladó a Quetzaltenango y el Seminario Mayor –que estaba en San Andrés Semetabaj– ocupó su sitio. Así, el P. Fermín se quedó en la misma casa que le había acogido durante años, para seguir formándose para llegar a ser sacerdote.

     Estuvo trabajando en varias parroquias, casi en todas tuvo que abrir brecha, pues estaban muchas cosas sin hacer. Por ejemplo, la última parroquia que tuvo formalmente, la de la Boca Costa, en la que se entregó totalmente a los feligreses y tuvo que darle forma –en consecución de los anteriores sacerdotes– a la incipiente parroquia. ¿Cuántos años trabajó allí? No me recuerdo, pero fueron varios.

     Aceptó emprender la formación de una nueva parroquia, la más reciente de la Diócesis, en una aldea de San Martín Jilotepeque. La parroquia tomaría el nombre del recién canonizado Papa Juan XXIII. Estuvo allí unos meses haciendo los preparativos. Un poco antes de la erección de la parroquia tuvo la oportunidad de viajar a la Ciudad Eterna para la canonización del patrono de la que sería su parroquia.

     Peregrinó a Roma… Me recuerdo de cuánto le gustaban las peregrinaciones. A Esquipulas fue andando en varias ocasiones. Durante el Jubileo del año 2000 también lo hizo para ganar la indulgencia. Tuve la oportunidad de acompañarle en al menos dos ocasiones. Era un empedernido escalador de volcanes. Le gustaba tanto la montaña como al P. Pablo Domínguez –o quizá más–. También era un experto atleta.

     ¿Virtudes? Sin pretender reducir su vida a tan pobre descripción, enumero grosso modo las que me parecen destacables: Trabajo esforzado. Trabajaba con esfuerzo en donde quizá a los demás no gustaría que los mandaran. Esforzado en el trabajo tanto como en su afición de atleta y alpinista. Es fácil notarlo en los encargos confiados, sobre todo el de construir la organización parroquial en varios sitios. Discreción. No se hizo notar, no pretendió distinciones. Alegría. No le faltaron problemas, por supuesto, pero los pasaba sin aspavientos; si sufrió por ellos, no lo exteriorizó. Tengo en la retina cómo, en una ocasión, bromeaban el P. Federico –su entonces vicario– y él.

     14 años de sacerdote no son muchos ni pocos. ¡Cuánto bien ha hecho en este tiempo, con el aprovechamiento y entrega con que los vivió!

     Por cómo vivió, además de envidiarle, ya hablo con él como con quien se está delante y le confío cosas. Se nos ha adelantado a la Casa del Padre. Sin duda que nos echará la mano para seguir trabajando en estos lugares y con esta gente que él mismo atendió.

     ¡Descanse en paz el P. Fermín!

El P. Fermín, en Roma, con su especial sentido del humor.

sábado, 7 de junio de 2014

Efusión del Espíritu en Pentecostés

Jean II Restout, Pentecostés
     ¡Como en no pocas ocasiones, los cristianos afeamos el rostro de la Iglesia, que nació y es esplendente por Cristo que habita en Ella y el Espíritu la anima!
     Hoy celebramos el nacimiento definitivo de la Iglesia. Cincuenta días después de la resurrección del Señor, diez días después de su Ascención a los Cielos en cuerpo y alma y divinidad, ha enviado el Espíritu Santo como lo había prometido.
     Ahora, Pedro y los Apóstoles y demás cristianos, con la fuerza de lo Alto, da testimonio sin reticencias ni temores el mensaje del Evangelio, testimonio del Resucitado. Le pedimos al Santo Espíritu, con la liturgia: Ure igne Sancti Spiritus, renes nostros et cor nostrum, Domine: ut tibi casto corpore serviamus et mundo corde placeamus (Inflama, oh Señor, con el fuego de tu Santo Espíritu nuestro corazón y nuestras entrañas todo nuestro ser: para que te sirvamos con un cuerpo casto y complazcamos con un corazón limpio). (La traducción no es oficial).
     Una oración —o, muchas, si se puede— por el Seminario: formadores, alumnos, trabajadores, bienhechores…, toda la Iglesia, para que en este día de Pentecostés, en que celebramos en esta Diócesis el Día del Seminario, consigamos secundar de manera más decidida la Voluntad de Dios.

Encomendemos al "P. Micho"

     Será del conocimiento de muchos de ustedes, queridos lectores, quién es el P. Fermín, especialmente los de esta Diócesis y de su estado precario de salud. Es un compañero mío de promoción sacerdotal, gran amigo y sacerdote.
    A partir de mayo, su salud sorprendentemente se ha quebrantado. Conociendo su potente consistencia física anterior, sorprende su situación actual. Les pedimos sus oraciones.
     Si en algún momento necesitamos de las oraciones de los demás, ahora hagámoslo por el P. Fermín, que lo necesita. Pidamos a Dios para que esta enfermedad ceda y, reponiéndose nuestro amigo sacerdote, vuelva a su antigua y entregada vida ministerial de la manera ordinaria.
     ¡Rezamos por vos, P. Mincho!

domingo, 1 de junio de 2014

Ordenaciones diaconales en San Andrés Itzapa

     La Ordenación diaconal de Néstor, Írvin, Álex y Carlos fue maravillosa. Los protagonistas, magnífico; los anfitriones, también… He disfrutado mucho esta Ordenación, que agradecemos a Dios por tan gran don.
     Ahora me dedico sólo a poner un enlace, pues algo he colaborado en poner las fotos en el blog del Seminario (ver aquí). Véanlas aquí, que están magníficas.
     Desde esta modesta ventanita a esta parte del mundo, felicitamos a los nuevos diáconos.

Alex, en la promesa de obediencia al Obispo.

En el momento de la postración.

El Obispo con los nuevos diáconos, terminado el rito de Ordenación.