La Iglesia celebra en este día la fiesta de los tres Arcángeles conocidos con los nombres de Miguel, Gabriel y Rafael.
«Miguel significa: “¿Quién como Dios?”, Gabriel significa: “Fortaleza de Dios” y Rafael significa: “Medicina de Dios”» (San Gregorio Magno). Los nombres que se les atribuye designan su actuación en la historia de la salvación.
Miguel es representado frecuentemente como el Arcángel que lucha contra el demonio, defendiendo a las almas. Gabriel es el Arcángel de los grandes anuncios que atañen a nuestra salvación, cuyos relatos recogen los evangelios. El libro de Tobías relata la ayuda de Rafael, el tercero de los Arcángeles, que acompañó a Tobías en su viaje y curó a su padre.
Seres espirituales, invisibles, de gran majestad y poder, protegen continuamente a los hombres. La oración de la Iglesia le pide a Dios «que nuestra vida esté siempre protegida en la tierra por aquellos que te asisten continuamente en el cielo» (Oración colecta de la Misa).
El Cielo convive con la tierra. Si tomamos como aliados a los santos ángeles, nos sorprenderemos de su eficaz auxilio y de su compañía regocijante.
«Miguel, Gabriel, Rafael –canta un himno de la Liturgia de las Horas–, / los espíritus señeros / y arcángeles mensajeros / de Dios, que estáis junto a él. // A vuestro lado se siente / alas de fiel protección, / incienso de la oración / y el corazón obediente».