¡Cuánto nos hemos alegrado en esta fiesta de María! María, subida al Cielo en cuerpo y alma (Munificentissimum Deus), es la plena realización de lo que nosotros esperamos alcanzar: la plenitud de nuestro ser en Dios, el gozo y la gloria eterna en Dios.
Nos alegramos con el coro de los ángeles y todos los santos en la glorificación de María Santísima; ¡lo que se habrá alegrado -aunque es una forma muy humana de expresarnos- San José al recibir a la que tuvo por Esposa Inmaculada en la tierra!
María, Madre mía, Madre nuestra, no desampares a tus hijos, que todavía peregrinan aquí en la tierra y aspiran a alcanzar el Cielo, con tu ayuda maternal.
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