Cuando llegué a Concepción, Sololá, para ayudar pastoralmente -fue en el 2001-, me encontré con don Santos Solís, que era toda una institución. Era, en la iglesia colonial, sacristán por derecho, pues había trabajado allí tantos años. También era ministro extraordinario de la Comunión.
El viernes pasado, 22 de julio, descansó en el Señor, después de una enfermedad que traía de hace tiempo pero que se agravó en los últimos días. Como me comentó Carlos, sobrino suyo, estuvo en cama apenas uno que otro día y descansó, literalmente, pues se fue casi sin inmutarse.
Don Santos Solís trabajó en el Colegio Seminario de San José, al servicio de la institución y de los PP. Benedictinos que la regentaban. Fueron largos los años, y muchos le conocieron. Fue un fiel colaborador del P. Matías Zinkan OSB (qepd) en la atención pastoral de Concepción, municipio de donde era don Santos.
Cuando yo llegué a atender Concepción, allí le encontré. Conversábamos en kaqchikel, él me fue enseñando algunos giros del lenguaje del kaqchikel del lugar. Fui algunas veces a su casa y compartí con la familia.
Volviendo a atender algunas veces a Concepción en el 2010, nuevamente me encontré con mi amigo, muy sencillo y con gran sentido de fe, gran figura, respetado y querido por todos.
Descansó en el Señor. Dios le premie por todos sus trabajos. A su familia -a Andrés, Lucía y otros familiares-, mis oraciones y consuelo en el Señor.
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