La gran responsabilidad que tuvo es vivir su propia lucha de santidad, tanto para beneficio propio como por los demás. El Opus Dei predica la santidad en la vida ordinaria, y el Prelado trató de vivir esta doctrina primero, como lo hicieron san Josemaría y Don Álvaro del Portillo. Nos toca a todos también ser coherentes como cristianos, como sacerdotes -a los que nos toca-, al fin, como hijos de Dios. Si decimos ser hijos de Dios, ¿cómo no vamos a luchar por vivir como tal?
Y tuvo la dicha de entregar su alma al Señor en la fiesta de la Virgen de Guadalupe. ¿Cómo le habrá recibido en el Cielo? Siempre fue muy devoto de la Virgen, incentivó continuamente su devoción.
Como dijo el hasta entonces vicario auxiliar Mons. Fernando Ocáriz: ahora se trata de un momento de oración, de serenidad y de unidad.
Les rogamos una oración por su alma.
Saludos Miguel Angel.
ResponderEliminarUnidos en la oración y en el dolor por la muerte de Don Javier, quiero decirte que hay un error en tu blog al hablar de D. Fernando Ocariz. Dices de él que es obispo auxiliar. Es Vicario Auxiliar.
Desde ya rezamos por el próximo Padre en la Obra.
Gracias por el comentario y la nota aclaratoria. Vamos a hacer el cambio. Saludos.
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