En el evangelio de la Misa (Mc 2,13-17) vemos a Jesús comiendo con los publicanos y pecadores, muy alegre por la compañía. Los comensales presentes estarían muy contentos también de tener al Maestro entre ellos, que no hace caras por su compañía.
En cambio, los fariseos están contrariados y no se lo creen que Jesús se contamine por la compañía de semejante calaña. Es más, ¡se le ve contento entre ellos!
Entonces se escuchan esas palabras que sólo Dios puede pronunciar en su más hondo sentido: "No son los sanos los que necesitan al médico sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos sino a los pecadores".
Jesús, enséñame a ser afable, amable, alegre en compañía de todos, descubriendo lo bueno que tienen. Que sea, como tantos cristianos que te tienen en su corazón, amigo de todos, "sembradores de paz y alegría".
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