Se trata de la Rosarium Virginis Mariae (el Rosario de la Virgen María) del Papa Juan Pablo II, firmada el 16 de octubre de 2002.
En la conclusión (n. 41), he leído una cosa de la que he estado convencido desde hace un buen tiempo y se lo digo a las familias, especialmente a los jóvenes: “Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad de comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor…”
A veces es señal de llevar una vida mustia el estar comiendo ante un televisor… Es conveniente aprovechar esos momentos de convivencia para que los lazos familiares se hagan más fuertes y, así, encuentre sentido esa unión que no hemos buscado y que es un regalo de Dios.
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