domingo, 22 de junio de 2014

Feliz y difícil día del Corpus

     El día ha sido maravilloso, por supuesto, dedicado a Jesús en la Eucaristía. Desde hace semanas me había hecho el propósito de participar del Corpus en mi pueblo, Patzicía, degustando que la piedad eucarística de mis paisanos ha ido en aumento. Me he tomado la libertad de poner las fotos que encontré en el “Face” de un amigo (Hugo Leo), que participó también de la Misa y la procesión del Corpus en “Patzi”. Gracias, Hugo.
     La fe y la piedad de la gente se han volcado en sus expresiones: el adorno de la iglesia, las alfombras y las capillas con los esfuerzos que han conllevado su elaboración—, todo por un momento del paso del Señor. Me he emocionado participando del Corpus en mi pueblo.
     Por la tarde cumplí alegremente con el compromiso de celebrar la Misa en la novena en honor a San Juan Bautista en la parroquia de Argueta. Conversar con el P. Jorge Luis, el párroco, y acompañar en la devoción de los feligreses ha sido un gran regalo.
     A la par, he tenido el dolor de la defunción de una señora muy conocida, que ya formaba parte del círculo familiar. El cariño que me tenía, y yo trataba de corresponderle, era grande. Falleció la noche de ayer, por lo que se sumó este pesar a la alegría del Corpus… Les pido sus oraciones por su alma. Mañana celebraré, Dios mediante, las exequias. Confío en que, tras el largo tiempo de dolor que padeció, purificada, goce ya de la visión de Dios.
En la procesión, el P. Emilio, el párroco de Patzicía, llevando a Jesús en la Custodia.

Una de las preciosas alfombras que llenaban el recorrido.
Otra alfombra esmeradamente confeccionada.

La primera de las cuatro capillas durante el recorrido.

La segunda capilla.

La tercera capilla

La cuarta capilla, aludiendo al Arca de la Alianza, que también contenía un recipiente de maná.

Así estaba adornada la iglesia para la ocasión.

El recorrido de la procesión es largo. Como pueden apreciar, está lleno de alfombras y de gente piadosa durante la procesión.

Al terminar la procesión, la iglesia estaba abarrotada.


El altar mayor, en primer plano, estaba adornado así. Arriba, con el monumento preparado para la ocasión, con Jesús en la Custodia.

El presbiterio lucía así. Jesús, acompañado y adorado por los siete arcángeles.

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