Aunque un poco cursi... |
Su definición dista, entonces, de cualquier reducción humana o egoísta.
Hoy los cristianos celebramos la fiesta de San Bernardo, abad de Claraval (1190-1253), el "doctor melífluo" (por la dulzura de su vida y su predicación). Les dejo unas frases suyas -como fuego-, que nos hablan del amor, texto con el que rezamos hoy los sacerdotes en el Oficio de Lectura. Si quieren leer un poco más, pueden pinchar aquí (buscando el día 20 de agosto, la segunda lectura del Oficio de Lectura).
El amor basta por sí solo, satisface por sí solo y por causa de sí. Su mérito y su premio se identifican con él mismo. El amor no requiere otro motivo fuera de él mismo, ni tampoco ningún provecho; su fruto consiste en su misma práctica. Amo porque amo, amo por amar (...).
Entre todas las mociones, sentimientos y afectos del alma, el amor es lo único con que la creatura puede corresponder a su Creador, aunque en un grado muy inferior, lo único con que puede restituirle algo semejante a lo que él le da.
En efecto, cuando Dios ama, lo único que quiere es ser amado (...). El amor del Esposo, mejor dicho, el Esposo que es amor, sólo quiere a cambio amor y fidelidad. No se resista, pues, la amada en corresponder a su amor.
Porque, aunque la creatura, por ser inferior, ama menos, con todo, si ama con todo su ser, nada falta a su amor, porque pone en juego toda su facultad de amar. Por ello, este amor total equivale a las bodas místicas, porque es imposible que el que así ama sea poco amado, y en esta doble correspondencia de amor consiste el auténtico y perfecto matrimonio. Siempre en el caso de que se tenga por cierto que el Verbo es el primero en amar al alma, y que la ama con mayor intensidad.
San Bernardo |
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