Estatua homenaje a Antonio Bienvenida en Madrid. |
Viene a mi memoria aquella anécdota que leí de un cristiano torero, Antonio Bienvenida. Una vez que logró una faena maestra, premiada con las dos orejas y el rabo del toro, lo sacaron a hombros por la Puerta Grande. Por dentro, se dirigía a Dios con este pensamiento: "Señor: tuyo el poder y tuya la gloria".
Si logramos algo es porque Dios lo ha hecho en nosotros; el logro nuestro es que hemos estorbado poco...
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