Esta vida y colores no se distinguen en la oscuridad. |
La sal sirve para dar sabor y para conservar de la corrupción las cosas, en la historia de la humanidad se han comprobado estos usos. La luz da vida, ilumina la existencia; ¿qué sería de la naturaleza sin la luz del sol, cómo sería nuestra existencia? El calor del sol llega hasta el corazón cuando sale por el Oriente y le da vida e intensidad a la vida.
Tanto la sal como la luz no existen para sí sino para los demás: para dar sabor a los alimentos, para que las demás cosas se vean. Esto es lo que el Señor quiere que hagamos, que pensemos cómo podemos ayudar a los demás.
Pero la facultad de dar sabor o de iluminar no proviene de nosotros, viene de Dios. Podremos iluminar y dar sabor a los demás y nuestro entorno si estamos unidos a Dios: el sabor y la luz que nos ayude a ver de que nuestra vida aquí en la tierra tiene un objetivo y un fin (Dios), de que esto material no es solo material, que tiene dimensión sobrenatural (es decir, que todo remite a Dios).
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