Estoy disfrutando con la lectura del Libro de la Vida de Santa Teresa de Jesús. He llegado a la altura del capítulo 8 en donde trata también de la oración, su oración. Del n. 2 del capítulo podemos anotar algunas indicaciones de gran riqueza para los que luchamos por tener oración. Más abajo, unas sencillas consideraciones que nos pueden ayudar. Esto dice el texto:
Por estar arrimada a esta fuerte columna de la oración, pasé este mar tempestuoso casi veinte años, con estas caídas y con levantarme y mal pues tornaba a caer y en vida tan baja de perfección, que ningún caso casi hacía de pecados veniales, y los mortales, aunque los temía, no como había de ser, pues no me apartaba de los peligros. Sé decir que es una de las vidas penosas que me parece se puede imaginar; porque ni yo gozaba de Dios ni traía contento en el mundo. Cuando estaba en los contentos del mundo, en acordarme lo que debía a Dios era con pena; cuando estaba con Dios, las aficiones del mundo me desasosegaban. Ello es una guerra tan penosa, que no sé cómo un mes la pude sufrir, cuánto más tantos años.
1) La oración es una fuerte columna. Es irrenunciable para quien quiere seguir de cerca a Dios. En el n. 5 del mismo capítulo explica qué es la oración.
2) La lucha por tener oración puede durar mucho tiempo. Santa Teresa pasó como veinte años luchando por hacerla.
3) Quien lucha por hacer oración, debe luchar por tener unidad de vida, es decir, debe tratar de apartarse del pecado.
4) Quien lucha por tener oración, debe aborrecer el pecado, no sólo los mortales sino también los veniales. Permitir los pecados veniales es clara muestra de egoísmo y de no querer agradar totalmente a Dios.
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