Fui un poco lanzado al comenzar la predicación, en la Catedral de Sololá: “¿Qué tendrá la ceniza que atrae a tanta gente a la iglesia, incluso más que el Domingo de Pascua de Resurrección, la principal fiesta cristiana?” Lo cierto es que estaba llena la Catedral: pasaron hasta los niños a recibir la ceniza en la cabeza, pero se acercó tal vez sólo un 25% de los asistentes…
La ceniza nos recuerda la caducidad de nuestra vida humana, de cómo lo principal no es lo material sino lo espiritual, y de cómo debemos buscar esto antes que aquello.
Hace un año, también por este día, puse en el blog una preciosa página sobre el significado de la ceniza, tomada de “Signos Sagrados” de Romano Guardini. Les invito a releerla. Puedes pinchar aquí.
¿Qué propósitos me haré para vivir santamente esta Cuaresma?
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