Deuteronomio 6,4ss. |
Hoy hemos tenido unas lecciones de Hebreo.
Por haber hecho estudios de Teología Bíblica, como el más indicado –al menos en
teoría-, me corresponde dar estas lecciones. Como suele ser, el profesor es el
que más aprende.
El Hebreo es “la lengua sagrada”, porque
Dios decidió comunicarse al pueblo que utilizaba esta lengua, el pueblo de
Israel. Ellos lo dejaron por escrito.
Una de las preguntas frecuentes en esta materia
es: “¿por qué es así?” Francamente, después de explicarles la regla, concluimos
que las reglas no las hacemos nosotros sino nos vienen dadas y hemos de
observarlas. Es lo que suele suceder a la hora de aprender un idioma: hemos de
acatar esas reglas; si no, nadie nos entendería si fuéramos quienes pusieran
las reglas.
De vez en cuando, en cada uno, aflora lo
adolescente que llevamos dentro, es decir, la rebeldía –pocas veces hay
adolescentes dóciles-, y queremos no sólo romper con toda regla sino poner
nuestras pobres reglas. Tremendo chasco nos llevamos cuando nos damos de
narices con ellas.
Hay unas reglas inamovibles en nuestra
vida. Estas reglas, en vez de complicarnos la vida o inhibir nuestra personalidad,
nos hacen libres y nos hacen más felices.
No se cómo gané ese curso!!! yo creo que lo gané por la presencia en las clases,jejejejeje ánimo seminaristas mayores.
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