Aquella
vez, no hace mucho, me dijeron que hablaba de lo mío como a quien le pesa lo
que hace... Me ayudó a recapacitar y elevar la mirada.
Sin
quitar el sentimiento de las cotidianas ocupaciones, trato ahora de hacer las
cosas por convicción y no porque me acompañe la satisfacción nada más. Ya llevo
algo de tiempo empeñándome en ello.
Quizá
les pueda ayudar lo que escribo, mas, me queda aún mucho camino por recorrer. Ojalá
podamos, tú y yo, ayudarnos con las oraciones y, si amerita, un “timbrazo” de
corrección.
Ojalá
el sentimiento acompañe a las cosas que hacemos. Si no..., ¡qué más da!; hay
que “ir a contra pelo”, que eso le pone más sabor a nuestra existencia...
¿Y
si el sentimiento no acompaña? Con que no sea el RE-SENTIMIENTO el que
acompañe...
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