Hoy recibimos en el Seminario a los jóvenes chimaltecos que se han planteado la vocación sacerdotal. Éste será el primer encuentro para algunos; otros, repiten, después del año pasado. En total han venido 30; a ver si todavía se aparece alguno por la tarde. Ahora que escribo estas letras, después de la información y la bienvenida, están en la celebración de la Santa Misa.
En las entrevistas se adentra uno en la historia de cada uno de los candidatos. Hay de todo... Alguno ya va teniendo edad (acercándose a la treintena); la mayoría, 17 ó 18 años. Varios vienen de familia numerosa; alguno, hijo único. Algunos han sido acólitos; otros, estuvieron en un grupo juvenil; varios, no han estado integrados en ningún grupo. Varios de ellos han tentado el tema del noviazgo; otros, nada.
¿Carrera? Algunos de carrera técnica; otros, de humanidades; unos pocos han hecho algún semestre de estudios en la universidad.
Hay historias sorprendentes, edificantes; la mayoría, como nosotros...
No hay moldes, el Seminario no es una fábrica de sacerdotes. Se trata de ir acompañando a cada candidato para sacar de él la personalidad de un ministro de Dios; ciertamente, con la ayuda de Dios. Les pedimos sus oraciones, por favor.
Los hemos encomendado ¿nos informarán pronto del desarrollo de la convivencia y de sus frutos? Lo espero con ilusión.
ResponderEliminarGracias por su cercanía y eficaz oración, P. Ángel. Un saludo afectuoso. Un abrazo.
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