En la Diócesis celebramos, en este segundo domingo de septiembre, a nuestra patrona, la Virgen María, Nuestra Señora de los Dolores. Consideramos su presencia, su martirio sin morir, su gran amor que le llevó a "com-padecer", a participar del sufrimiento de la Cruz de su Hijo.
Las palabras del título, que hemos leído en la Misa, son el testamento de Jesús. Nos entregó a Su Madre Bendita como Madre nuestra; y nosotros, hijos suyos.
Me ayuda a considerar que esta Diócesis está bajo el patrocinio de la Virgen María. Hoy he pedido especialmente por el Obispo, por los sacerdotes, por los Seminarios y por todos los feligreses. Así lo pedí en Concepción, en donde celebré hoy la Santa Misa: para que nos unamos a Cristo en su redención del mundo, para que cumplamos la vocación a la que Dios nos ha llamado, para que demos frutos de santidad. A Ella confiamos estas peticiones.
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