Con el tiempo de Adviento se inicia un nuevo año litúrgico en la Iglesia. Este tiempo tiene una doble finalidad: preparar la celebración de Navidad –aunque ya se nos hayan adelantado bastante los comerciales y las ventas-, que conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y la preparación de nuestras vidas en la espera de la segunda venida de Cristo, al final de los tiempos.
La Iglesia se prepara a la Navidad permaneciendo vigilante y en oración.
El Adviento nos prepara para acoger dignamente a Cristo, cuya venida en la carne recordamos en navidad. Nos alerta también a preparar la segunda venida al final de los tiempos. Desde la celebración litúrgica, la Iglesia en este santo tiempo de Adviento nos pide encarecidamente: ¡Prepárense y conviértanse, porque llega el Señor! (Maranatha).
El Adviento es el tiempo de la gran esperanza en el futuro que llega con Cristo Salvador y Redentor del hombre. Adviento es el tiempo de la gran esperanza de la Iglesia, que se presenta siempre como “sacramento universal de salvación.
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