San Pablo nos amonestaba de esta manera al
inicio de la Pascua: “Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los
bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. pongan todo
el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra...” (Col 3,1).
¿Cómo será el Cielo? Sabemos que “su
tiempo” va a ser la eternidad. ¿Qué haremos allí? Amar, saciarnos de Dios y
darle gloria. “Sacia sin saciar”, comentaban los Santos Padres. “Para siempre,
para siempre, para siempre”, decía San Josemaría.
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