Me ha dado mucha alegría poder
experimentar en la Eucaristía lo que tantas veces nos ha servido de consuelo:
que todos nos unimos en la celebración eucarística.
Encuentra su fundamento en lo que San
Pablo argumenta a los cristianos de Corinto: “La copa de bendición que bendecimos ¿no es acaso comunión con la sangre
de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos
participamos de un solo pan” (1Co 10,16s).
Así comenta la Biblia de Jerusalén en nota
a pie de página: “Mediante la comunión con el cuerpo de Cristo los cristianos
quedan unidos a Cristo y entre sí. La Eucaristía realiza la unidad de la
Iglesia en Cristo”.
En verdad, ayer y hoy me fue relativamente
fácil encomendar tantas intenciones que me han encomendado; y sentía que en la
celebración de la Santa Misa les tenía a todos conmigo. Y tenía la certeza de
que Dios también los tenía a todos tan unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario