Así lucía hoy, el Santo Padre, en la audiencia general. |
Hoy he dirigido la meditación a unas
religiosas; el tema fue “amor a la Iglesia, amor al Papa”. Como les indicaba en
ocasión anterior, primero pienso y medito el tema, después escribo el guión, ya
cercana la ocasión de predicarlo. Hay abundante material para ello: incluso me
serví de las mismas palabras del Santo Padre, en estas circunstancias
especiales que estamos viviendo.
Mi admiración crece por el Papa, no sólo
por su eminente testimonio sino también por la fe que tengo.
Ahora bien, lo confieso, a veces me afecta
un tanto los ataques contra la Iglesia y contra la figura del Papa que, a
granel, lanzan los medios de comunicación, inclinados a... quién sabe qué
intereses. ¡No hay derecho!
No en pocas ocasiones la Prensa Libre (que
se autoproclama: periódico independiente, honrado y digno) comienza dando bien
la noticia, pero pronto desvaría y empieza a especular –no sé si tal
especulación es propia o es copiada-. Un tanto igual ha hecho Canal 3, “el
canal de los guatemaltecos”, que ignora -¿o a sabiendas?- hiere el sentimiento y
la fe de la mayoría de los guatemaltecos, tradicionalmente católicos aún. Me
contaron que Sonora también se ha puesto a aventar semejantes sandeces, como
queriendo mostrarse de alta profesionalidad. ¿Y qué decir de los que se creen
autorizados para comentar indiscriminadamente cualquier tontería e insulto?
Cada vez me simpatizan menos estos medios
de comunicación. Ojalá hicieran su trabajo con más honradez y respeto.
Estamos siendo testigos de un
acontecimiento enorme en la historia de la humanidad y de la Iglesia, y ojalá
que no nos resbale. Que saquemos consecuencias positivas.
Mañana nos haremos presentes en Roma y en
Castel Gandolfo para acompañar al Santo Padre.
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