“¡Ya no tienes quince años...!”, me decía
aquel Padre, ya entrado en años, cuando le comentaba que me había cansado en el
deporte. Y eso fue hace ya varios años.
Hoy he vuelto a jugar al futbol, aunque en
un campo pequeño, con un juego un poco más ágil. Me he dado cuenta que el
cuerpo ya no responde como cuando había entrado en el Seminario Menor... La
verdad, los jugadores más veteranos del futbol, a esta edad mía, ya se han
retirado de este profesión, pues los jovencitos parece que están hechos de “hule”:
no se golpean y están de arriba para abajo, sin cansarse.
¿Llegará un tiempo en que nuestro deporte
será el ajedrez? Ya lo veremos. De todos modos, ahora, mientras podamos algo,
disfrutaremos de hacer deporte, lo que nos deje la naturaleza.
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