Dentro de unos pocos días celebraremos la fiesta de la Virgen de Lourdes. Tan ante nuestros ojos tenemos la figura de la Virgen, pues es Protectora y modelo para todos, especialmente para las mujeres.
A este pensamiento le he dado vueltas en la cabeza últimamente, se lo propuse a unas religiosas hace más de una semana. Y me han sorprendido alegremente unas palabras de San Josemaría que he leído en la Carta Pastoral de Mons. Echevarría para este mes de febrero.
San Josemaría, en una carta de 1965, señalaba: de alguna manera, podemos decir que en la Virgen Santísima se realiza, en grado eminente, la función asignada por Dios a la mujer en la historia de la Salvación: su aportación específica a la corredención. Y añadía, dirigiéndose a sus hijas en el Opus Dei y, en general, a las mujeres cristianas: en Nuestra Señora tenéis el modelo y el auxilio para la elevación al plano de la gracia de vuestros talentos y quehaceres naturales, convirtiendo vuestra función propia, en la familia y en la sociedad, en instrumento divino de santificación, en una misión peculiar en el seno de la Iglesia: participando, en la medida de vuestra correspondencia personal a la gracia, de la excelencia y de la prioridad con que Dios ha adornado a su Madre.
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