Preciosa imagen de la Virgen de la Asunción, coronada por el Papa Juan Pablo II en su segunda visita a nuestro país, en 1996. |
El viaje de Sololá -en donde se ubica "el Mayor de Sololá" y en donde trabajo a tiempo casi completo- a la ciudad capital es de más de dos horas, pues dista 140 kilómetros de la capital.
El tiempo que dura el viaje aprovecho para rezar "el Breviario", el Rosario, y muchas jaculatorias, especialmente cuando el autobús nos obliga a ello por las imprudencias del chofer.
A este propósito, les cuento un chiste que oí hace poco:
Llegaron al Cielo dos hijos de Dios: uno era sacerdote y el otro chofer de camioneta (los "autobuses" de por aquí). El segundo tuvo entrada directa, sin hacer ningún trámite para ingresar. Al sacerdote, en cambio, le pusieron trabas, y no entendía la razón de por qué el chofer de camioneta tuvo entrada libre, cuando ni siquiera habría ido a Misa ni rezaría. Al final argumentaron al sacerdote: "tú, cuando predicabas, aburrías y dormías a la gente; en cambio, el chofer, con sus imprudencias y poniendo en peligro la vida, hacía rezar a la gente.
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