Una semana después de Pentecostés,
celebramos en la Iglesia la Solemnidad de la Santísima Trinidad, misterio
principal de la fe cristiana.
Lo he considerado durante mi oración: ¡qué
grande es Dios!: Omnipotente –lo puede todo-, omnisciente –lo sabe todo-,
inmenso –nada lo puede contener-, eterno –no ha tenido principio ni tendrá
fin-...
... ¡Y ese Dios sapientísimo está
enamorado del hombre...! Imagina las consecuencias para tu vida.
Con la piedad de la Iglesia podemos rezar
–con las palabras del Trisagio-:
- A Ti la alabanza, a Ti la gloria, a Ti hemos de dar gracias por
los siglos de los siglos, ¡oh Trinidad Beatísima!
- Santo, Santo, Santo Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.
- Santo, Santo, Santo Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria.
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