Una de mis ocupaciones de hoy ha sido la
Primera Confesión de unos niños que dentro algunos días harán su Primera
Comunión. Fuimos a la aldea de San Jorge La Laguna cuatro sacerdotes –para ayudarnos-
a confesar a 80 niños que harán su Primera Comunión dentro de diez días. Entre
cuatro, el trabajo estaría liquidado...
La candidez de los niños es envidiable:
con sinceridad y sencillez sueltan lo que hay en su alma. Oyéndoles, uno se da
cuenta que las cosas de la vida son sencillas –tantas veces lo hemos
comprobado-, que somos nosotros los que hacemos grandes los problemas. Las
realidades son más simples.
Los niños olvidan pronto los agravios
recibidos.
A la hora de decirlas, los niños no tratan
de arreglar las cosas, a manera de justificarse. Describen las cosas como son.
¡Con qué sonrisa se despedían del
confesonario! Es su primer contacto directo y consciente con la misericordia de
Dios.
Ojalá aprendiera más de ellos a la hora de
acercarme a la Confesión...
Hermoso templo colonial de San Jorge La Laguna. |
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