Hoy
celebramos, en la Iglesia, a Santa Inés, virgen y mártir. Esto es lo que recoge
el Martirologio sobre ella: “Memoria de santa Inés, virgen y mártir, que siendo aún adolescente,
ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el
título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó
una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor.
Hoy se celebra el día de su sepultura (s. III/IV)”.
Volver a rezar con las palabras
pronunciadas por san Ambrosio (Oficio de Lecturas) me encienden en mayores
ánimos para buscar la Cruz y llevarla con garbo, como santa Inés, que fue
ejemplo de pureza e inocencia ―“Agnete”, su nombre en latín, se
deriva de “Agnus”-“cordero”―.
Pero también suscitan en mí la voluntad de
fidelidad y renovada entrega total y sin fisura a Cristo: “Sería una injuria
para mi Esposo esperar a ver si me gusta otro; él me ha elegido primero, él me
tendrá”, fueron sus palabras ante los halagos y ofrecimientos que le hicieron,
tentándola a “salvarse” del martirio.
Y a ti, ¿qué te enseña esta mártir de 12
años de edad?
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