sábado, 24 de febrero de 2018

Descanse en paz el alma de Mons. Oscar Julio Vian

Con profundo pesar les hacemos partícipes del fallecimiento de Mons. Óscar Julio Vian Morales, Arzobispo Metropolitano de Santiago de Guatemala, quien falleció esta madrugada, Sábado 24 de febrero.

En el Seminario hemos ofrecido la Santa Misa por el eterno descanso de su alma; también nos haremos presentes en la velación de sus restos mortales y esperamos participar de la Misa exequial el próximo martes.

Descanse en paz Mons. Oscar Julio; Dios conceda el descanso eterno a su alma.



miércoles, 21 de febrero de 2018

Santa Teresa de Calcuta y la oración

Transcribo este texto del Card. Angelo Comastri que escribió en un libro suyo ("Dio scrive dritto") y que es recogido por el Card. Robert Sarah en su libro "La Fuerza del Silencio" (n. 55). Estamos en Cuaresma y es lógico tratar sobre la oración, en esta ocasión, relacionada con la figura de la querida y recordada Madre Teresa de Calcuta. Así escribe el Card. Comastri sobre su propia experiencia, recordando su tiempo de sacerdote joven:

Llamé por teléfono a la casa general de las hermanas misioneras de la caridad para entrevistarme con la Madre Teresa de Calcuta, pero la respuesta fue tajante: Imposible ver a la Madre: sus compromisos no se lo permiten. De todas formas me presenté allí. La hermana que vino a abrirme me preguntó amablemente: ¿Qué desea? Querría ver un momento a la Madre Teresa. Ella me contestó sorprendida: ¡Cuánto lo siento! No puede ser... No me moví de allí, dándole a entender que no me iría sin haber visto a la Madre Teresa.

La hermana desapareció durante unos instantes y regresó acompañada de la Madre, quien me invitó a sentarme en una salita próxima a la capilla. En el entretanto, pude reponerme un poco y conseguí decir: Madre, soy sacerdote muy joven: ¡estoy dando mis primeros pasos! Venía a pedirle que me acompañe con su oración. La Madre me miró tierna y dulcemente y, sonriendo, me dijo: Siempre rezo por los sacerdotes. Rezaré también por usted. Luego me tendió una medalla de María Inmaculada, la depositó en mi mano y me preguntó: ¿Cuánto tiempo dedica usted al día a la oración? Me quedé sorprendido y algo desconcertado. Después de hacer memoria, repuse: Madre, celebro misa todos los días, todos los días rezo el breviario. Como bien sabe, ¡en nuestra época esto es una heroicidad! [era 1969]. También rezo todos los días el Rosario y lo hago con gusto, porque lo aprendí de mi madre. La Madre Teresa apretó con sus manos rugosas el rosario que llevaba siempre consigo; luego clavó en mí aquellos ojos llenos de luz y de amor y me dijo: No basta con eso, hijo mío. No basta con eso, porque el amor no puede reducirse al mínimo indispensable: ¡el amor exige el máximo!

En ese momento no entendí las palabras de Madre Teresa y, casi justificándome, contesté: Madre, en realidad lo que quería preguntarle era qué actos de caridad hace usted. Inmediatamente, su rostro se volvió severo y la Madre me dijo con voz firme: ¿Cree usted que yo podría vivir la caridad si no le pidiera cada día a Jesús que llene mi corazón de su amor? ¿Cree usted que podría recorrer las calles en busca de los pobres si Jesús no comunicara a mi alma el fuego de la caridad? Me sentí muy pequeño... 

Miré a la Madre Teresa con honda admiración y el deseo sincero de penetrar en el misterio de su alma, tan llena de la presencia de Dios. Ella, subrayando cada una de sus palabras, añadió: Lea atentamente el evangelio y verá cómo también Jesús, por la oración, sacrificaba la caridad. ¿Y sabe por qué? Para enseñarnos que sin Dios somos demasiado pobres para ayudar a los pobres. En esa época veíamos a muchos sacerdotes y religiosos abandonar la oración para hacer una inmersión -así lo llamaban- en el campo social. Las palabras de la Madre Teresa fueron para mí como un rayo de sol; y en mi fuero interno repetí lentamente: Sin Dios somos demasiado pobres para ayudar a los pobres.

jueves, 15 de febrero de 2018

Un significado de la imposición de la ceniza

Hemos comenzado la Cuaresma 2018, la hemos comenzado con ese rito simbólico de la imposición de la ceniza sobre nuestras cabezas.

Entre otras cosas, este rito me recuerda que debo esforzarme en ser coherente, que debo luchar para que mis actitudes sean un reflejo de lo que llevo en el corazón. Eso es lo que me recuerdan las lecturas de la Misa de ayer (Jl 2,12-18; Mt 6,1-6.16-18). Fue un peligro para los israelitas, un peligro para mí y para todos.

Sí, vienen esos actos tan encantadores de la Cuaresma, pero no puedo quedarme sólo en los ritos y seguir igual mi vida.

Con estos propósitos comienzo la Cuaresma. Que la ceniza de ayer en mi cabeza me ayude a caer en la cuenta de ello.

domingo, 11 de febrero de 2018

Don Mariano y doña Lupe, 50 años de casados

Hacía las cuentas, hace ya 25 años que conocí a don Mariano Asención y doña Guadalupe Xocol, padres de mis amigos Marvin, Sole y Norma. Hace 25 años que me abrieron las puertas de su casa y de su corazón y los tengo por grandes amigos, lo que considero un gran regalo.

Ayer tuve la alegría de participar de la celebración de sus bodas de oro matrimoniales en Santo Domingo Suchitepéquez. El párroco, el recordado P. Hugo, me cedió el privilegio de celebrar la Santa Misa y predicar, y traté de ponderar la alegría de fecha tan señalada, la fidelidad que es modelo para los matrimonios jóvenes, y el agradecimiento a Dios por lo vivido. Allí renovaron sus promesas matrimoniales. ¡Qué valientes...!

Después de la Misa fue la convivencia y el almuerzo en la casa de los amigos, de los cuales participamos en primera fila. Qué emoción y alegría respirábamos.

Un aplauso a los "recién casados" y mi reiterada felicitación. Dios les bendiga y bendiga a toda la familia.

La invitación a la fiesta.

Don Mariano y doña Lupe, con un bisnieto...

Un detalle en la fiesta.

Como esperábamos, bailaron al son de la marimba.

viernes, 9 de febrero de 2018

Una flor de nuestro jardín

¿Alguien sabe cómo se llama esta flor? ¿Verdad que es preciosa? Al querer presentarla, me di cuenta de mi experiencia y conocimiento casi nulos sobre las flores; sin embargo las aprecio mucho.

El año pasado me fijé en ella, no sólo en lo bonita que es, sino en lo fuerte. Al fin le tomé una foto. Está situada frente al edificio en donde vivo; por eso la veo con frecuencia. No hay flores alrededor, sino el terreno ácido que deja debajo un grupo de pinabetes. El terreno es agreste, pero ha desafiado las condiciones. Esta flor no fue plantada allí: habrá emigrado el polen y cayó en el sitio, un sitio difícil.

También por medio de ella nos habla Dios.

jueves, 1 de febrero de 2018

XXV Aniversario de la dedicación de la iglesia del Monasterio de la Visitación

Aunque una noticia relativamente antigua, queremos compartirla. El pasado 24 de enero, fiesta de San Francisco de Sales, las Hermanas de la Visitación celebraron con gran gozo el XXV Aniversario de la Consagración del Altar y la Dedicación de la Iglesia de su Monasterio. Y, puesto que tenemos el privilegio de ayudarlas sacerdotalmente, nosotros participamos también de la fiesta.

Los sacerdotes formadores del Seminario concelebramos la santa Misa y también los seminaristas en pleno, que se forman en la etapa de Teología, se sumaron a la fiesta. Además de las Hermanas, también llegaron los invitados y los que forman parte de la familia de la Visitación.

Les agradecemos las oraciones que hacen por nosotros, continuamente, y las felicitamos por este aniversario.

Ésta es la fachada de la iglesia.

Es la invitación que las Hermanas nos hicieron llegar.