viernes, 27 de noviembre de 2015

Encomendemos el viaje apostólico del Santo Padre a África

     El Papa está en viaje apostólico por los países de Kenia, Uganda y República Centroafricana, un viaje que ha sido catalogado de delicado, por la riesgosa seguridad de que será objeto el Santo Padre.

    Como siempre, el Santo Padre lleva un mensaje de paz, un mensaje de sentido cristiano, pero también claro de repercusión social. Como muchos en el mundo, estos países están afectados por la pobreza, la injusticia y la corrupción. Su mensaje del Santo Padre es claro también al respecto.

     Vamos a encomendarle estos días. Les dejo con estos videos:

     Este es dirigido a seminaristas, religiosos y sacerdotes, el siguiente, de la situación de los países que está visitando el Santo Padre.



lunes, 23 de noviembre de 2015

Pequeños milagros...

    Estaba con tanta prisa intentando llegar a las necesidades perentorias, que pedí prestado un carro para ir a hacer la diligencia urgente. En las prisas, no caí en la cuenta de todos mis movimientos y tuve un descuido. Lo cierto es que, cuando iba a medio camino de regreso a donde debía llegar, siendo la necesidad tan urgente, que se me ahogó el carro. Es decir, por el seguro que tiene el carro, dejó de pasar la gasolina al motor y se me apagó. Una y otra vez intenté arrancarlo pero sólo daba el estarte y no pasaba a más. ¿Qué hacer? Vi la batería, desconociendo lo que podría ser y con mis escasícimos conocimientos de mecánica... 

     Me detuve en pensar en mis posibles soluciones, habiendo intentado arrancar el carro y habiendo intentado llamar infructuosamente a mis posibles auxiliadores... Me detuve y le recé con mucha fe al Ángel de la Guarda. Le di al estarte nuevamente y..., ¡bingo!, arrancó. Le agradecí al Ángel de la Guarda el favor y me fui pronto a cubrir la necesidad... Pequeño pero claro milagro.

     Una anécdota más. Hoy, bajando del carro para entrar a la iglesia, se me acercó un trabajador que estaba distribuyendo producto para las tiendas. Se acercó y me tendió dos paquetes de jugo de frutas. Me dijo: "Padre. Buenas tardes. Uno para usted y uno para el P. Celvin". Tardé algún segundo para reaccionar. Le agradecí, deseándole las bendiciones de Dios.

    En todas partes hay gente buena.

     Ahora, unos días de descanso con la familia, que nos vendrán bien, después de los días que Dios nos regaló para celebrar a mis papás, quienes han estado muy contentos.

viernes, 20 de noviembre de 2015

La felicidad del otro. Historias que hacen pensar

     Un grupo de 50 personas estaban asistiendo a un seminario. De repente el profesor se frenó y decidió hacer una actividad de grupo. Empezó dándole a cada persona un enorme globo. Después se le pidió a cada persona que escribiese su nombre en ese globo con un rotulador. Posteriormente todos los globos fueron recogidos conjuntamente y puestos en una enorme habitación.

     Las personas fueron puestas en esa enorme habitación y se les pidió que encontraran el globo que tenía su nombre en 5 minutos. Todo el mundo empezó a buscar frenéticamente su nombre, chocando entre sí, empujando a los demás...el caos era total.

     Finalmente, después de los 5 minutos, ninguna persona encontró el globo con su nombre. El profesor pidió entonces a la gente que cogiera un globo al azar y se lo dieran a la persona cuyo nombre aparecía inscrito en él. Después de unos minutos, todo el mundo tenía su propio globo con su nombre.

     El profesor dijo a continuación: "Esto que ha pasado es lo que está sucediendo en nuestras vidas. Todo el mundo está buscando desesperádamente la felicidad a su alrededor, sin saber dónde está. Nuestra felicidad es la felicidad de los demás, haga a la gente feliz y usted recibirá la suya propia. Y este es el propósito de la vida humano...encontrar la felicidad.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Preparando la fiesta de aniversario de Bodas de mis papás

    Después de unas jornadas un tanto intensas de programación del próximo año en el Seminario de La Asunción, intensas por las circunstancias en que me tocó vivirlas, nos toca un tiempecito de descanso.

     Y yo, mi familia, tengo suficientes motivos: pasado mañana mis papás cumplirán sus flamantes 50 años de vida matrimonial. Y en la casa están afanosos preparando la fiesta. Si no nos faltan excusas para reunirnos y celebrar, ahora tenemos una ocasión justificadísima para hacerlo.

    Desde luego, lo hacemos para darle gracias a Dios, para testimonio cristiano y para felicitar a mis papás.

     La foto de arriba es de hace un poco más de un año, cuando tuvimos la oportunidad de "comenzar" la celebración de los 50 años. Mis papás y yo tuvimos la oportunidad de peregrinar a diversos lugares de España y a Roma. Ahora, lo haremos con la celebración de la Santa Misa y la reunión familiar y con los amigos.

     Les agradeceremos una oración por esta intención.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Programa de vida para un sacerdote

    Las palabras del Papa en la Basílica de Letrán (9-XI), Misa en la que consagró a un nuevo Obispo, constituyen un programa de vida para todos los sacerdotes: tenemos la misión de servir -no es un honor-, cuidar la formación de sacerdotes y seminaristas, cuidar la homilía, que ayude a mejorar la vida cristiana, y practicar la misericordia.

     Sigamos encomendando al Santo Padre.

martes, 17 de noviembre de 2015

Conociendo el nuevo ámbito de trabajo: el Seminario Mayor de La Asunción

      Ya me he enrolado en el trabajo del Seminario Mayor de La Asunción: desde ayer estamos en reunión, con mucha alegría e ilusión, conociendo el nuevo ambiente -desde dentro- y a los formadores, nuevos y antiguos, que serán desde ahora mis nuevos compañeros. Según he visto, de los doce formadores que seremos para el curso próximo, cuatro somos de la Diócesis de Sololá, viejos amigos. Gran responsabilidad, ciertamente, que ponemos en manos de la Virgen de La Asunción.

      La recepción, como era de esperar, fue cálida. El ámbito de trabajo, gracias a Dios, no es nuevo, no sólo el lugar sino también el campo. La reunión de formadores durará más de media semana. Luego, a preparar por cuanta personal lo del otro año.

     La Virgen de la Asunción, cuya preciosa imagen se venera en la capilla del Seminario, nos amparará.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Tengo nueva misión. Les pido sus oraciones, por favor.

Una foto del año pasado. Acompañaba yo al P. Víctor, a quien traté de ayudar en el Seminario durante estos últimos cinco años. A él le agradezco también por todo.
    Aunque el corazón esté rebosando de afectos, emociones e ideas, escribiré unas pocas líneas para testimoniar el momento.

     Sabido es, por tantos amigos, que cambiaré de trabajo, al menos en las circunstancias, pues voy destinado a trabajar en el Seminario Mayor de La Asunción, en la Ciudad Capital. Es decir, dejo el Seminario Mayor de Sololá en el que he trabajado por durante estos que se han vuelto cortos, intensos y alegres años. Al menos el día de hoy voy terminando lo que me quedaba por hacer; mañana, con otros encargos, ya nos estaremos despidiendo de este lugar de tantos recuerdos: el Seminario.

     ¿Qué puede embargar en un corazón que vive tales circunstancias? En primer lugar, agradecimiento a Dios, al Obispo y a tantos que han compartido mi existencia durante todo este tiempo. Sí, he tratado de darlo todo, de no reservarme nada, aunque, ciertamente, tenga muchas cosas de qué pedir perdón. Sí, han sido tantas jornadas de oración y Liturgia, de clases y convivencia con seminaristas y formadores, de trabajo y descanso y deporte, de no cansarme de maravillarme de nuestra gente sololateca y el maravilloso Lago de Atitlán.

     El trabajo de formador es delicado y de mucha responsabilidad; aquí, como escribía arriba, tengo mucho de qué pedir perdón. Quizá no tanto lamentarme, pero sí hubiera podido hacerlo mejor. Con todo, ya está hecho.

     Como se lo comentaba a mi Obispo y a otros amigos, yo he salido ganando con el encargo. He crecido sacerdotalmente -gracias a Dios no tanto en voluminosidad-, intelectual y humanamente. Me parece que seguiremos aprovechando estas ventajas en el nuevo destino.

     Además, queda la satisfacción -más que humana, sobrenatural- de haber colaborado para que nuevos jóvenes salieran de sacerdotes. Ahora me hago cargo de la satisfacción que pueden tener los maestros, que contribuyen a la formación de los nuevos ciudadanos. Pero, en el caso presente, nuestro privilegio es aún mayor cuanto más sobrenatural es el fin.

     Algunos amigos, que se han enterado antes, han estado despidiéndome. Les digo: no me despido, porque nos volveremos a ver, simplemente cambio de lugar de trabajo. Le agradezco a esos amigos estos años compartidos.

     Sí, ya van siendo algunos: desde que comencé el Menor aquí, en aquel ya un poco lejano 1991. Después del Bachillerato estudié en este mismo edificio los estudios institucionales de la formación sacerdotal del Seminario Mayor. Fui ordenado y me designaron formador en el año 2000; así seguí el año siguiente. Para no seguir, resumo escribiendo que he sido formador durante 11 años. Por gracia de Dios, ya van siendo algunos. Entonces, les pregunto, ¿estará justificado que el corazón lo tenga un tanto conmovido?

      Me recuerdo que en una ocasión de este año, una buena señora me preguntó: "Y usted, Padre, ¿qué metas tiene en la vida?" La respuesta, diáfana, sin rebuscarme, fue: "desde que me ordené sacerdote he tratado de no escoger, de no buscar mis propias cosas sino ayudar en lo que me encarguen, tratando de hacerlo bien".

     ¿Qué vendrá después? Dios lo sabe. En sus manos pongo lo que venga, sin preocuparme de ello. Trabajo, gracias a Dios, no falta, menos para un sacerdote.

     A ustedes, amigos, les pido sus oraciones, que me ayuden a encomendar la nueva y similar tarea. la de formar sacerdotes para las demás Diócesis del país -aunque ya lo hacía en cierta manera en estos últimos cinco años últimos-. Siempre es para beneficio de toda la Iglesia. Por eso, me atrevo a pedirles sus oraciones también, pues es una responsabilidad común. Gracias, amigos, por todo. ... y nos seguimos viendo...

jueves, 12 de noviembre de 2015

Maravilloso testimonio sobre el amor y el poder de Cristo en el Santísimo Sacramento

     Transcribo ahora, con mucha alegría, un testimonio que me ha llegado. Lo publico con el permiso del protagonista, amigo mío, como testimonio de que Dios escucha las súplicas y nos responde. Así lo justifica nuestro amigo: “Quiero, Padre, que mi testimonio sea una forma de evangelizar, una forma de decirle a quien no crea, que Cristo está presente en la Hostia Consagrada, que es Él en su Cuerpo, Alma y Divinidad”.

     AQquí el sorprendente pero no raro testimonio:

     En abril de este año, me fue diagnosticada una piedra de 1.1 cm. en el riñón izquierdo. El urólogo me pidió hacerme un ultrasonido en el riñón por el dolor agudo que presentaba en esa región.

     Ese mismo día a las once de la mañana me hice el ultrasonido; allí se veía claramente la piedra de más de un centímetro. El médico me indicó que debía operarme y que la operación tenía un costo de Q20 mil. Yo me asusté mucho.

     Con todo, el doctor me indicó que necesitaba saber exactamente cómo y dónde se encontraba la piedra; para ello debía hacerme una tomografía del riñón. Así lo hice: a las tres de la tarde de ese mismo día.

     Mientras esperaba los resultados me fui a la Iglesia de la Merced de la Antigua a suplicarle a Nuestro Señor que me sanara. Entré a la iglesia y me sorprendió agradablemente ver expuesto el Santísimo sobre el altar. Tan necesitado, mi alma estaba tocada y necesitaba abrírsela a Jesús. Me acerqué lo más que pude y me arrodillé delante de Él; llorando le pedí que me sanara, puesto que yo no tenía ese dinero para operarme. No recuerdo haber orado con tanta fe como entonces.

     Luego me encaminé hacia el laboratorio para recoger los resultados del examen; todavía tenía lágrimas en los ojos cuando los recibí. El médico que me había atendido estaba perplejo, que no se creía el resultado. Éste era el diagnóstico de la tomografía: “RIÑÓN EN PERFECTO ESTADO DE SALUD. NO SE OBSERVAN CÁLCULOS NI RESIDUOS".

     Yo me puse a llorar aún más, pero esta vez de agradecimiento a Dios por su inmediata respuesta. Desde ese día no he sentido molestia alguna en el riñón. Conservo ambos testimonios, tanto el ultrasonido como la tomografía, en donde se nota perfectamente que a las once de la mañana estaba la piedra y a las tres de la tarde ya tenía limpio el riñón.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Gracias, P. Chico, y a delante en tu nueva misión

El P. Chico a la izquierda, acompañado por el P. Alfredo y un servidor.
     Conocí al P. Francisco Chocoj allá por el año 1991, en que comencé mis estudios en el Colegio Seminario de San José, dirigido por los PP. Benedictinos, y que funcionaba en Sololá, en el mismo edificio que ahora ocupa el Seminario Mayor de la Diócesis. Él de Patzún, yo de Patzicía, se formó pronto la afinidad y amistad que aún ahora me precio de conservar: visitó mi casa y a mi familia; yo también hice un tanto igual. Recientemente recordó la anécdota del viaje que tuvimos en aquel 1991 y que nos iba a conducir a un sitio distinto de nuestro destino...

     Fuimos ordenados en la misma celebración, en junio del 2000. Él ha tenido su trajín: ha recorrido parroquias, en el 2008 pegó el salto de la parroquia de la Boca Costa a la Ciudad Eterna para ir a hacer estudios de espiritualidad; en el 2010 volvió y se incorporó al cuerpo de formadores del Seminario Mayor. Como habrá sido conocido por varios de nuestros queridos lectores, recientemente ha concluido su trabajo aquí en el Seminario de Sololá, pues el Obispo le pidió ayudar en la formación de los futuros sacerdotes en el Seminario de La Asunción.

     Estas letras sirvan de testimonio de mi agradecimiento por su amistad, por su testimonio sacerdotal y por su ayuda en la formación de los futuros sacerdotes en nuestra Diócesis, trabajo que he compartido con él estos últimos cinco años. También tuve el gran gusto de ayudarle un poco en atender Concepción, pueblo querido y conocido de hace muchos años.

     Nos seguimos viendo, P. Chico. Encomendamos tu labor y tu ministerio. Dios te bendiga por todo. Mi testimonio y amistad desde este blog.

martes, 10 de noviembre de 2015

"Por envidia del diablo"...

     Así reza la Primera Lectura de la Misa de hoy (Sb 2,23-3,9; leer aquí): "Por envidia del diablo entró la muerte en el mundo". ¿De qué tiene envidia el diablo? Te lo puedo enumerar, y aún me quedaría corto.

     Primero, Dios nos ha creado a imagen y semejanza suya y hemos sido creados para la inmortalidad -lo sugiere la lectura señalada-. Esto no se puede aplicar a los ángeles, por mucho que Dios haya creado al hombre "un poco inferior a los ángeles" (cfr. Sal 8).

     Es cierto, los hombres, si nos dejamos de Dios, podemos envilecernos, como nos sucedió con el pecado original de nuestros primeros padres y los personales nuestros. Es peor cuando nos empecinamos.

    Aún así, Dios nos sigue queriendo y nos sigue buscando: se encarnó y se ha empeñado en nuestra salvación.

     Somos hijos de Dios por el bautismo. Lo que no pueden decir los ángeles. Estamos destinados a unirnos cada vez más a Dios por su gracia; ese es nuestro destino eterno en el cielo. Esto se puede lograr ya cuando recibimos la gracia de Dios y la Eucaristía, en el que se realiza esa unión mística entre el que lo recibe y Cristo.

     ¡Y aún así andamos tristes y cabizbajos! ¿Cómo es posible? Entonces, ¿qué puede la envidia del diablo si estamos unidos a Dios y Él está de nuestra parte? Eso sí, un poco de humildad nos vendrá bien...

lunes, 9 de noviembre de 2015

Gracias, P. Víctor, y Dios te bendiga en tu nueva misión

     Sólo a la distancia pude seguir la toma de posesión del P. Víctor en su ahora parroquia de San Francisco de Asís, Tecpán Guatemala. Hasta este año fue Rector del Seminario Mayor, con quien tuve la oportunidad de compartir trabajo durante estos últimos cinco años de ministerio.

     El Rector del Seminario, nombrado por el Obispo y siendo su representante al frente de la institución, vela por dirigir la institución y ayudar a la formación de los futuros sacerdotes, a los jóvenes que se han planteado responder al llamado que Dios les ha hecho. Él, con los formadores sus ayudantes, disciernen con la ayuda de Dios sobre cada uno de los candidatos y les ayuda a responder generosamente. Nada más y nada menos. Es un encargo de enorme responsabilidad.

     Personalmente, tengo mucho que agradecer al P. Víctor, por el trabajo que ha realizado durante este tiempo a beneficio de toda la Iglesia, especialmente de nuestra Diócesis y el Seminario. He tratado de ayudarle a cumplir la responsabilidad.

      Él mismo me reñiría si empiezo a describir sus virtudes y su trabajo al frente del Seminario. No lo haré, ciertamente, pero quiero dejar constancia de mi agradecimiento.

     Ahora ha tomado la responsabilidad de ser el Vicario General de la Diócesis y párroco de Tecpán Guatemala. No ha tenido respiro, pues apenas está terminando el curso académico. Con el cambio de actividad ojalá pueda distraer un tanto la mente en otros menesteres.

     Dios te bendiga, P. Víctor. Gracias por todo. Nos seguimos viendo en las reuniones.
Así fue recibido en su nueva parroquia.

Con su predecesor, el P. Jorge Mario, que pasa a ser encargado de la fase de Filosofía del Seminario de La Asunción (sede Quetzaltenango).


En la Misa de toma de posesión, el domingo 8 de noviembre, a las 6am.

Profesando la fe y haciendo el juramento.

viernes, 6 de noviembre de 2015

¡Gracias, Señor, por los nuevos sacerdotes!

    Parroquia de Santiago Apóstol, Santiago Atitlán. Hoy, viernes 6 de noviembre, hemos participado de la Misa en que fueron ordenados sacerdotes Antonio Tacaxoy y Diego Mendoza, exalumnos del Seminario de Sololá. Son los dos primeros de los cinco que están previstos ser ordenados este fin de año para la Diócesis.

    Ayer, por la noche, hubo una Hora Santa: el Señor fue expuesto, para la adoración de todos, en el escenario de las ordenaciones de hoy. El clima estaba fresco, pues había llovido antes y estaba nublado. Cantos y oraciones se fueron intercalando, mientras la gente adoraba a Dios en la Custodia. Se palpaba la fe de la gente, que edificaba a los sacerdotes que estábamos presentes.

     Hoy, el día fue espléndido. El grande y magnífico atrio de la iglesia estaba preparado para la ocasión. El escenario estaba precioso, construido y adornado para la ocasión.

     Una hora antes, más o menos, cada uno de los diáconos ordenandos llegaron al lugar, con sendas comitivas compuestas por un coro y los familiares y amigos del "enfiestado".

     La Santa Misa con el rito de ordenación se desarrollaron con parsimonia, piedad y fe. Fue apreciable el esfuerzo de Mons. Gonzalo de pronunciar un breve y retórico discurso en tzutuhil, lengua de la población, esfuerzo que fue aplaudido por los circunstantes.

     También me recuerdo de la emoción de los diáconos que fueron ordenados presbíteros. Además, hay que reconocer la magnífica organización del evento por parte de la comunidad atiteca, encabezada por su párroco y los sacerdotes que le ayudaron. Personalmente les agradezco las atenciones de las que disfruté.

     En verdad, es motivo de acción de gracias a Dios este regalo. Confiamos a Dios el ministerio y la fidelidad de los nuevos sacerdotes Antonio y Diego. Estas letras sirvan de felicitación a ellos.

     Las fotos las he tomado del amigo Miguel C., quien las publicó en el "Face", a quien se las agradezco.









Manos consagradas que bendicen. Aquí, el P. Antonio.

El P. Diego, cuyas manos están consagradas.



jueves, 5 de noviembre de 2015

"La familia es un gran gimnasio". La catequesis del Papa.

     El Santo Padre sigue reflexionando sobre la familia. En esta ocasión utiliza la comparación del gimnasio. Dijo en la catequesis de ayer: "la familia es un gran gimnasio para entrenar al don y al perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede durar a largo, sin donarse, sin perdonarse, el amor no permanece, no dura".

     Sabemos que las virtudes deben ser un hábito, es decir, deben practicarse una y otra y otra vez. Hacer algo una vez no es virtud.

     Las virtudes humanas son fruto del esfuerzo (con la gracia de Dios, por supuesto), de la perseverancia. No hay que perder la paciencia y desmoralizarse, no hay que abandonar la lucha. Poco a poco, sin cansancio y sin descanso.

     Hay que apreciar también que la familia es el campo donde se cultivan las virtudes, que después determinarán la vida del ser humano. ¡Cuán importante prestarles atención!

     Pueden leer aquí la catequesis del Papa. Sigamos encomendando al Papa, sus intenciones y sus líos con el mundo y la Iglesia.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Unos días de intensa pastoral

Parecido al cementerio de Patzicía, durante el 1 y el 2 de noviembre.
     Sacerdotes, al fin...

     A los sacerdotes, regularmente, nos toca a tender a los feligreses en las parroquias. Algunos somos excepción, por algún encargo especial -lo de "especial" es por lo distinto de lo "ordinario" de un sacerdote diocesano, que es trabajar en parroquia-. En el caso nuestro, por trabajar en el Seminario.

     Pero, los días 1 y 2 de noviembre fueron particulares, suelen serlo cada año. En esta ocasión, no teniendo obligación de estar en determinada parroquia, me fui a mi pueblo a ayudar a mi párroco. El domingo 1, confesé durante la celebración de una Misa y celebré otras dos... Por la tarde fui a rezar responsos a uno de los cementerios de la localidad llamado "La Muchacha" -nombre de la finca cercana que le sirve de referencia-. Aproveché a rezar por mi hermano y por una señora querida y conocida que ya han fallecido.

     El lunes 2 celebré la Santa Misa en la mañana, en donde encomendé una lista larga, larguísima, de fieles difuntos. Desde luego, encomendé a muchos que no estaban en la lista, especialmente a los olvidados por sus seres queridos.

     Después de la Misa fui al cementerio, acompañando a mis papás, para rezar por mis difuntos abuelos. Había poca gente en la cementerio de "Pachitol" -como le llaman-, había, comentaba mi mamá, unos cristianos evangélicos, haciendo lo que suelen los católicos en esta ocasión: convivir en familia junto a la tumba de sus difuntos, compartiendo algunas viandas propias de la ocasión (dulces, frutas, elotes, ponche...). Es todo un espectáculo maravilloso de fe y costumbre.

      Por la tarde fui a rezar responsos, nuevamente, acompañado de los seminaristas de la parroquia. Comenzamos hacia las tres de la tarde y terminamos hacia las 6:30, entrada ya la noche. Allí palpé la fe de la gente. Me satisfizo sacerdotalmente.

     Desde luego, en este mes de noviembre rezaremos especialmente por los fieles difuntos. Como decía un santo sacerdote, hay que vaciar el Purgatorio a fuerza de sufragios que Dios ha querido que hiciéramos por ellos. Total, es gracia de Dios.