- Desde que hablamos aquella vez –me dijo-
empecé a rezar y a pedirle a Dios que pudiera ver su Voluntad sobre mí. Han pasado
varios meses y cada vez lo veo más claro.
- Pero la sugerencia de hacer oración no
es sólo para conocer lo que Dios quiere para nosotros sino para tener trato con
Él, que es nuestro Padre.
- ¡Si todos hiciéramos oración como
deberíamos!, otro sería el mundo. No sólo no nos sentiríamos solos sino que los
hombres nos sentiríamos y trataríamos como más hermanos...
¿Sacamos siquiera unos diez minutos
diarios de oración? Si no lo hiciéramos...
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