Una
de mis nuevas experiencias es celebrar la Santa Misa en italiano. ¿Y cómo “me
sale”? Algún comentario al respecto he hecho en ocasión anterior, pero el P.
Geovanny se aseguró de que celebráramos con validez, pues nos enseñó la
pronunciación de las palabras de la Consagración.
Ciertamente
no celebramos con el pueblo, sino celebramos el P. Julio y yo a temprana hora,
pues debemos llegar pronto al curso. Nos toca, de hecho, que viajar en tres y
en autobús para llegar. La jornada es un tanto cansada, pero muy alegres de
poder aprender algo más para la formación de los futuros sacerdotes y, de paso,
conocer Roma un poco más y sus encantos.
Mañana
esperamos culminar bien el curso, con cada vez mejor aprehensión de las
exposiciones.
Otra
de mis nuevas experiencias es viajar solos, el P. Julio y yo, por la ciudad. Al
principio, no falta un cierto nerviosismo ante lo nuevo, ante el sistema un
tanto enmarañado de las vías. Pero, como decía el P. Julito, ya hemos probado
todos los medios de transporte para movernos: tren, tranvía, metro, autobús y
un “piccolo” autobús, además de taxi.
El
uso del transporte tiene un sistema eficiente ―aunque no tanto― de pago: se paga un billete que le sirve a
uno para el tiempo que lo requiera y para todos los medios de transporte ―menos
el taxi―. El nuestro es de una semana. Le agradezco a quien nos ha patrocinado
estos billetes, que nos han dado plena libertad para movernos por la Ciudad.
Nuevamente me he encontrado con dos
sacerdotes, además de con el P. Geovanny en cuya casa estamos viviendo: me he
encontrado con mi hermano y el P. Walter.
¿Y las jornadas de estudio? Diariamente,
excepto ayer, tenemos en la Universidad cuatro ponencias sobre la formación
humana de los futuros sacerdotes; la última se trata de un “Workshop”, una
sesión de trabajo sobre un tema más práctico. Nos ha servido de referencia,
para confrontar la experiencia de los distintos seminarios de los que
procedemos y en los que trabajamos.
Encomiéndennos, por favor. Ciao.
Éste es el interior de la Basílica. Todo es precioso, el baldaquino también. |
En una visita a Roma no puede faltar la de este monumento, estampa obligada: el Coliseo Romano. |
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