El Santo Padre estará mañana en Fátima. Le encomendamos y encomendaremos sus intenciones. A propósito de Fátima, me he recordado de dos historias semejantes. Soy sincero, no me recuerdo muy bien de todos los detalles que contó D. Manuel de Santiago, un sacerdote amigo, pero más o menos estas “historias” más o menos transcurrieron así.
Con pocas ganas, un joven se fue de peregrinación a Fátima, con un grupo de jóvenes, incluso animado porque su novia iría también. Se le vio muchas veces por la Capelinha, regularmente en silencio. Después de los días pasados allí, justo antes de volverse, habló con su novia y le dijo que terminaban, porque quería hacerse sacerdote… Y está en ello ahora.
El segundo caso es de un mexicano, según me recuerdo, que por tener familiares en España se vino para acá. Sin pensárselo mucho, como una actividad más de las que haría en este país, se fue a Fátima también. Después de unos días allí, se volvió a México, sólo para decirle a su novia también que se haría sacerdote.
Supongo que no serían malos novios. Es cierto, es la vocación, pero…, ¡cómo la Virgen está metida en tantas historias de llamada al sacerdocio! Ne timeas!
No hay comentarios:
Publicar un comentario