lunes, 1 de noviembre de 2010

Aprovechando el tiempo

Bueno, el modelo de mi "taxi" era menos bonito que éste.

Como en otras ocasiones, fui a celebrar la Santa Misa en un pueblito cercano. Intenté aprovechar el tiempo en una conversación con mi chofer, trabajador como él solo, incluso en domingos. Lo cierto es que tenía escasos diez minutos, lo que tardaba en recorrer la distancia hasta la iglesita colonial, que debía entrar a bocajarro. Bueno, traté de ser discreto.


Lo cierto es que le pregunté qué tal iba el trabajo, y que si iba a la iglesia. Me dijo: “soy católico y antes iba a la iglesia…; pero por el trabajo…” En fin, le insté a que se recordara de Dios y que a Él debíamos dedicarle algún tiempo al día, porque Dios es el que nos da todo.

En los rudimentos del ambiente, así intento ayudar, cuando se me presenta la oportunidad. Eso sí, esta vez, mi interlocutor pronto quiso cambiar de conversación. Puesto que le tocaba llevarme a mi casa al terminar la Misa, no sé si le surgió otro compromiso o no quiso volver a verse con una conversación “inoportuna”, pero no se apareció. Tuvo que ser otro el que “aguantó” mi diálogo sobrenatural, al menos eso intentaba.



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