En varias ocasiones nos han querido
enmendar la plana, no sólo en las cuestiones doctrinales sino en la forma de
llevar la vida.
En el Seminario intentamos, poniendo cada
quien de su parte, vivir ambiente de familia: unos nos interesamos por los
otros. Por mi parte, intento ir aprendiendo de los formadores –mis colegas- y
de los alumnos.
Una de las actividades que realizamos cada
día es un rato de amena conversación, por grupos, para compartir
desenfadadamente con lo que uno quiere aportar para hacer agradable la vida a
los demás. Así lo hemos aprendido y nos resulta provechoso. Algunas veces cuesta,
porque se está menos dispuesto. Aún entonces, aprende uno a salir de uno mismo
y escuchar a los demás.
Como muestran las imágenes que adjunto,
estamos departiendo con el grado de Segundo de Filosofía (tercer año de los
estudios), después del almuerzo. Con ellos está también el P. Víctor.
Con esta y muchas costumbres más,
intentamos ir modelando a los que van a llegar a ser sacerdotes del mañana
inmediato. Les rogamos sus oraciones.
Esta vez con golosinas |
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