Me he preguntado
algunas veces, especialmente cuando estoy un tanto cansado: ¿qué sentido tiene
lo que estoy haciendo?, ¿a alguien le interesa?
Lo admito:
algunas veces cuesta un tanto levantar la vista y darme cuenta que a Dios sí le
interesa, incluso las cosas más pequeñas, que Él actúa a través de esas
nimiedades. Es un Dios tan poderoso que es capaz de importarle estas
nimiedades.
A los
sacerdotes nos puede pasar que, si nos descuidamos, podríamos perder el sentido
de lo que estamos haciendo, incluso de lo más sagrado como la Santa Misa. Entonces,
el sacerdote podría convertirse en un “profesional”, alguien que realiza una
función.
Dios me
ayude, nos ayude a los sacerdotes, a conservar la piedad, e ir creciendo en el
amor a lo que nos ha confiado: las “cosas” santas, a Él mismo. Desde luego que ofreceremos
siquiera un Padrenuestro por los sacerdotes, por el sacerdote que cada uno
conoce.
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