jueves, 18 de septiembre de 2014

En el mes del fervor patrio

     Después del fervor patrio de los días anteriores, oportunidad que aprovechamos para descansar un poco, hemos comenzado en el Seminario el último tirón del año académico, que culminará en octubre. Pero, personalmente, lo he estado viviendo con frenesí debido a que se me ha acumulado el trabajo, intentando adelantar algo de los próximos días.
     El día 15 de septiembre, lunes, tuve la oportunidad de visitar a unos amigos en San Martín Jilotepeque, yendo a uno de los parajes, atendiendo la invitación de hablar públicamente sobre la familia en el acto cívico de la escuelita.
     Me comentó uno de los sacerdotes amigos que no se acostumbra tal “discurso” en medio de un acto que suele ser más de honra “a la patria” que al mismo público. Es cierto. Esta fue una ocasión singular en la que la directora del plantel aprovechó la ventaja.
    Además, ¿pueden imaginarse a un sacerdote plantado ante el público en un acto cívico, totalmente “laico”? Pues, no hablé de religión —aunque argüí que enseñarle a los niños a temer (amar) a Dios les ayudaría a llegar a ser mejores ciudadanos—; sí del hombre, de la familia y de la educación de los hijos.
     Después me reuní con la familia —con los que pude— para compartir el escaso tiempo de descanso que me quedaba. Muy feliz.

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