Domingo de la Misión, Domingo del Domund. En este día los jóvenes que estudian en el Seminario, después de todo un año académico en que trabajaron arduamente, se dispersan a sus diócesis para aplicarse a la pastoral en la parroquia designada (tendrán todo un mes para este encargo) y descansar un tiempo en su casa, con sus familias.
En la foto de arriba están los diez que terminaron su formación en el Seminario: 2 de la Arquidiócesis primada (Walter y Edgar), dos de Sololá-Chimaltenango (Manfredy y Erick), uno de la Verapaz (Wilson), uno de Escuintla (Dionel), dos de Suchi-Reu (Manuel y Fredy), uno de Zacapa-Chiquimula (Esvin) y uno de Huehuetenango (Gaspar). Estos diez todavía se quedarán hoy en el Seminario, pues mañana tienen su examen de síntesis teológica con una terna de profesores. Está un poco nerviosos todavía.
Ayer fue la cena de gala y de despedida de estos jóvenes, que son la esperanza inmediata de las diócesis de nuestro país, disponibles para ser sacerdotes pronto, según lo requiera su obispo. Además de alegre y ameno, el acto fue de nostalgia para los diez, pues terminaron ya ocho años de formación en el Seminario. Ahora, les decían, comienza la verdadera vida, para lo que se formaron.
Además, se les recordó encarecidamente que no se olvidaran del Seminario, que no se olviden de lo que ha sido esta casa para ellos, de no olvidar que tienen a los que fueron sus formadores como amigos, dispuestos a recibirles cuando quieran y/o necesiten.
Al Señor y a la Virgen de la Asunción elevamos nuestra acción de gracias por la experiencia vivida y los beneficios que de ella hayan surgido.
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