Siempre hay realidades nuevas, sorprendentes. Estoy haciendo mi primera semana en Santa Cruz del Quiché y ya empiezo a moverme por esta cabecera departamental. Voy conociendo las vías y los accesos al pueblo. Voy conociendo a los perros de la zona, pues me los encuentro cuando salgo de la casa y voy a hacer mis diligencias. Además, ya me está resultando fácil moverme sin dificultades por las tres cuadras de mercado que debo pasar, camino a la Catedral.
La feligresía y la Catedral son particulares, y me estoy habituando a celebrar allí diariamente. Veo los mismos rostros cada día, aunque siempre hay gente nueva. Los asientos de la larga nave de la Catedral se llenan suficientemente. A pesar de haber otras dos parroquias en esta cabecera departamental, siempre hay mucha gente en Misa. También siempre hay gente para confesar.
Me estoy asomando a la realidad de la Diócesis y de esta parroquia y de su arraigada fe. Me ha entusiasmado la pastoral que aquí se realiza y el número cada vez mayor de vocaciones de esta tan necesitada Diócesis y la esperanza que suscitan.
Hoy he dictado unas reflexiones en un retiro para maestros de un colegio de la parroquia. Había como cuarenta participantes. Me alegró mucho que el Padre confesor comentara con optimismo que se habían confesado muchos maestros. Me entusiasma pensar que estos maestros, bien dispuestos espiritualmente, puedan ser multiplicadores de bien y formación.
Seguiremos unos días más ayudando aquí, con mucha alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario