miércoles, 4 de noviembre de 2015

Unos días de intensa pastoral

Parecido al cementerio de Patzicía, durante el 1 y el 2 de noviembre.
     Sacerdotes, al fin...

     A los sacerdotes, regularmente, nos toca a tender a los feligreses en las parroquias. Algunos somos excepción, por algún encargo especial -lo de "especial" es por lo distinto de lo "ordinario" de un sacerdote diocesano, que es trabajar en parroquia-. En el caso nuestro, por trabajar en el Seminario.

     Pero, los días 1 y 2 de noviembre fueron particulares, suelen serlo cada año. En esta ocasión, no teniendo obligación de estar en determinada parroquia, me fui a mi pueblo a ayudar a mi párroco. El domingo 1, confesé durante la celebración de una Misa y celebré otras dos... Por la tarde fui a rezar responsos a uno de los cementerios de la localidad llamado "La Muchacha" -nombre de la finca cercana que le sirve de referencia-. Aproveché a rezar por mi hermano y por una señora querida y conocida que ya han fallecido.

     El lunes 2 celebré la Santa Misa en la mañana, en donde encomendé una lista larga, larguísima, de fieles difuntos. Desde luego, encomendé a muchos que no estaban en la lista, especialmente a los olvidados por sus seres queridos.

     Después de la Misa fui al cementerio, acompañando a mis papás, para rezar por mis difuntos abuelos. Había poca gente en la cementerio de "Pachitol" -como le llaman-, había, comentaba mi mamá, unos cristianos evangélicos, haciendo lo que suelen los católicos en esta ocasión: convivir en familia junto a la tumba de sus difuntos, compartiendo algunas viandas propias de la ocasión (dulces, frutas, elotes, ponche...). Es todo un espectáculo maravilloso de fe y costumbre.

      Por la tarde fui a rezar responsos, nuevamente, acompañado de los seminaristas de la parroquia. Comenzamos hacia las tres de la tarde y terminamos hacia las 6:30, entrada ya la noche. Allí palpé la fe de la gente. Me satisfizo sacerdotalmente.

     Desde luego, en este mes de noviembre rezaremos especialmente por los fieles difuntos. Como decía un santo sacerdote, hay que vaciar el Purgatorio a fuerza de sufragios que Dios ha querido que hiciéramos por ellos. Total, es gracia de Dios.

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