viernes, 17 de diciembre de 2010

Sobre los antepasados de Jesús según la carne

       En la liturgia del Adviento hay dos etapas. Comenzamos la segunda, a partir de este día 17. En el evangelio de la Misa hemos escuchado la genealogía de Jesús, según nos muestra San Mateo (1,1-17).
       Para el pueblo de Israel, guardar la lista de sus antepasados –el árbol genealógico– es muy importante. En su comienzo, Israel no tiene tierra a la que estaban unidos –Dios se la dio como parte de la promesa a Abraham–, más bien, la identidad de una persona estaba especialmente ligada a la familia y la tribu. Además, por la sangre estaban orgullosamente unidos al pueblo elegido por Dios.
       En fin, la lista que presenta san Mateo de los antepasados de Jesús, se divide (v. 17) en tres grupos de catorce nombres y generaciones. ¿Por qué catorce? Una respuesta posible es que el evangelista concede gran importancia al hecho de que el Mesías –que es Jesucristo– es hijo de David.
       David, en hebreo, se escribe con tres letras, como se muestra abajo, y cada letra tiene un valor numérico; sumando los números vienen a dar catorce.


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