El mensaje del Papa para la Cuaresma tiene mucha sustancia. La primera parte dice: "Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia".
Denuncia, el Santo Padre, el replegarse en uno mismo y en sus cosas, cerrando la capacidad que el corazón tiene de abrirse a los demás.
La Cuaresma, en efecto, no se queda en la práctica de unas devociones, de unas pequeñas prácticas de penitencia aisladas, o del mero tomar un tema para la meditación. Dios nos invita a cambiar de vida. La Cuaresma es tiempo para amar más a Dios y amar al prójimo.
Sigamos leyendo el mensaje del Papa, que es muy provechoso.
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