lunes, 16 de marzo de 2015

Comenzar y recomenzar...

     He estado estudiando un poco más la Sagrada Escritura, pues me sirve para dar clases. En particular, estudiaba el Sal 78, salmo maravilloso que cuenta parte de la historia del pueblo de Israel, cómo Dios ha sido siempre fiel y, en cambio, el pueblo de Israel no lo ha sido siempre...

     Pero, pienso en mi vida y veo que me pasa lo mismo. No sé si ustedes logran aplicárselo también.

     Recientemente, una persona amiga ha tenido gran detalle conmigo al regalarme un burrito, el de las imágenes que pongo abajo. Y pienso que mi vida es como la de este burrito. Me contaba la persona que me lo regaló que, cuando ya me lo iba a entregar, la carga se le cayó. Hubo de llevárselo al artista que lo hizo para que, nuevamente, le pusiera la carga.

     Aun me recuerdo del día en que me lo regaló, yo lo recibí muy contento. Con el regalo venía todo el aprecio que me tiene esta persona amiga.

     Me recuerdo que, orgulloso, se lo mostré a mis colegas sacerdotes, aquí en el Seminario. Después de eso, me recuerdo, me lo traje a la oficina. Cosas que pasan: mientras venía por el pasillo, por inclinarme a recoger algo que estaba en el suelo, me descuidé y dejé caer involuntariamente el pobre burrito al suelo... Pobre burrito... Se le ha caído la carga que llevaba. Desde entonces, sin lograr dedicarle el tiempo que debería, la carga está sobre su lomo, pero sin estar del todo sujeta. Algunas veces, rozo la carga y se cae. Se la vuelvo a componer.

     La verdad, reflexionando sobre mi vida, especialmente en este tiempo de Cuaresma, se parece a la de la existencia de "mi" pobre burrito. A veces me dan ganas de tirar la carga, y la tiro de hecho. Pero, luego, después de reflexionar, veo que no tiene sentido y que no es solución, y me la vuelvo a poner. ¿Será que llegará un día en que ya no tendré carga? ¿Llegará un día en que la "carga" que me toca llevar estará, de verdad, sujeta a mis espaldas, sin que la tire ya; es decir, sin que tenga ya la cobardía de volver a "tirar la toalla"?

     Además de que me han asegurado de que, aunque tengamos ganas de ser fieles, aún así caeremos y necesitaremos confesarnos (levantaros) otra vez, también me han asegurado que después viene el gozo eterno. Aún más, ME HAN ASEGURADO DE QUE LLEVAR ESA MISMA "CARGA" YA ES UN GOZO, SI SE LLEVA POR Y CON CRISTO.

     Quisiera ser como este "mi" burrito: aunque a veces un poco "trompudo", quisiera también tener el optimismo que tiene: con la lucha joven, un trote alegre y con las orejas como antenas, contento bajo su pequeña carga, ayudando al que de verdad hace el trabajo.

Mi hermoso burrito, que me recuerda que a veces me porto como él, pero en el sentido peyorativo.

Más de cerca.

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