lunes, 1 de febrero de 2016

Dando clases sin ser "maestro"

¿Un maestro como el de la foto?
    En mi juventud no se me pasó por la cabeza estudiar Magisterio, pues no pensé tener vocación de maestro. Habiendo estudiado bachillerato, después he hecho los estudios del Seminario. Ahora, no paro de dar clases. Gracias a Dios tengo la bondad de la comprensión de mis alumnos.

     Ciertamente, la vocación sacerdotal trae consigo la vocación de maestro, a manera de Cristo Profeta-Maestro. También que es cierto que no sucede automáticamente, sino que el sacerdote debe esforzarse de lograr transmitir lo que tiene como responsabilidad. Hay que esforzarse, pues...

     Hoy estoy preparando mis clases de Historia de la Salvación, que me toca dar a los del Año Propedéutico, también mis clases de Libros Históricos de la Biblia, con los alumnos de Teología.

     A la par, hemos de conjugar este trabajo con los otros, propios de la formación en el Seminario. Pero, además de lo que corresponde a nuestra condición sacerdotal y de relación con Dios, nos esforzamos para sacar un poco de tiempo para leer otros temas. Ahora estoy leyendo un libro que me ha interesado desde la primera página, uno que me cedieron hace poco: "Dios o nada", el testimonio del Card. Robert Sarah, actual prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos. Impacta, desde el inicio, por su sencillez, por su cercanía, y su gran sentido sobrenatural.

1 comentario:

  1. Además el Cardenal Sarah tiene talla de mártir, como irás viendo, pues estuvo en la lista de condenados a muerte. Es también una mente muy lúcida y clarividente. Su amor a la Iglesia es total y sus dotes de gobierno ampliamente probadas. Un auténtico regalo de Dios a la Iglesia. Saludos.

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