viernes, 30 de octubre de 2009

Encomendando intenciones


Hoy he celebrado la Santa Misa cargado de intenciones. Además de las habituales, que todo cristiano debe encomendar, tenía unas intenciones particulares y que me han ayudado a celebrar con más conciencia la santa Misa.

La primera era en acción de gracias por el cumpleaños de una hermana mía. Desde luego que es una gran alegría y estaba muy pendiente de encomendarla hoy.

Pero también se ha sumado una nueva intención, que me ha causado cierto pesar al escuchar la noticia. Se trata de la muerte de la madre de Fr. Jonas, sacerdote amigo mío, filipino.

Durante la infancia, la vida está llena de sólo cosas buenas. A medida que vamos creciendo, vemos que en realidad, esta misma vida está llena de cosas agradables y de cosas menos agradables. ¿Quién dijo: se empieza a morir al nacer?

Gracias a Dios tenemos la Santa Misa, en la que ponemos todo lo que lleva nuestro corazón. Él las recibe como ofrenda agradable. Feliz cumpleaños a mi hermana y a Fr. Jonas y a su madre, los encomendamos.

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