sábado, 1 de enero de 2011

¡FELIZ AÑO NUEVO 2011!


       Ayer, último día del año, teníamos cierta nostalgia por el 2010 que se iba pero también vivíamos en expectación –en cristiano se llama “esperanza”– por el año 2011 que íbamos a inaugurar. Tuve tiempo para saludar a unos familiares y a unos “amigos de lejos”…
       Mientras salíamos de un comercio, apenas alcancé a oir: “Padre: deme su bendición”. Me volví; era una muchacha que trabajaba allí; le di, con gusto, la bendición, pensando en dos cosas: en que era el último día del año y es casi “instintivo” pedir la bendición de Dios, pero también en que la muchacha me reconoció como sacerdote y tuvo fe y confianza en pedírmela.
       Creo que comenzamos con buen pie el Año Nuevo 2011, celebrando a la Virgen María en la Solemnidad de su Maternidad Divina. Deseo a todos ustedes, y a sus familiares –¡encomendé a tantos en la Misa hoy!–, un santo y feliz año nuevo, les deseo todas las bendiciones de Dios.

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