sábado, 24 de septiembre de 2011

La Primera Comunión de un sobrino

     Alegremente he participado de una reunión familiar, con motivo de la Primera Comunión de un sobrino mío, que amenaza con rebasar en altura a su papá teniendo tan sólo once años. Durante la Santa Misa en la que recibiría la Primera Comunión, a mí me salió clientela para Confesar.
     En un momento de la celebración familiar en casa, mi cuñada dijo, entre sollozos y emoción, que conmovió a todos: “Un día esperado mucho por mí será el de mañana: en que los cuatro (mi hermano, sus dos hijos y ella) pasaremos, en familia, a recibir el Cuerpo de Cristo…”
     Me recuerdo, a lo lejos, de cuando hice mi Primera Comunión, y han pasado tantos años, y he recibido a Jesucristo en la Eucaristía tantas veces, y he ayudado sacerdotalmente para que muchos también lo hagan. Claro propósito me ha surgido, gracias a la celebración: esforzarme por recibir la Eucaristía como en la Primera Comunión, tener la piedad de niño con que la recibí.

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