jueves, 22 de enero de 2015

¿Por qué Dios permite las tentaciones?


¿Quién crees que gana? Es obvio...
    Me parece provechoso transcribir unas palabras de San Juan Crisóstomo, sobre la utilidad de sobrepasar las tentaciones, a propósito del evangelio de la Misa de hoy (Mc 3,7-12) y la lucha contra el Demonio. ¿Por qué pedimos en el Padrenuestro: "no nos dejes caer en la tentación", en vez de "líbranos de la tentación"? ¿No sería más fácil así? El Crisóstomo dice:


     Permite Dios que seas tentado, "primero, para que te des cuenta de que ahora eres ya más fuerte. Luego, para que tengas moderación y humildad y no te engrías por los dones recibidos, pues las tentaciones pueden muy bien reprimir tu orgullo. Además de eso, la malicia del demonio, que acaso duda de si realmente le has abandonado, por las pruebas de las tentaciones puede tener certidumbre plena que te has apartado de él definitivamente. Hay un cuarto motivo: las tentaciones te hacen más fuerte que el hierro mejor templado. Y un quinto: te hacen comprobar mejor lo preciosos que son los tesoros que se te han confiado, porque si no viera el demonio que estás ahora constituido en más alto honor, no te hubiera atacado" (Homilía 13 sobre San Mateo).

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